Capítulo XX

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Jungkook suspiró cuando vio que la sangre comenzó a brotar de su mano, gota a gota cual grifo descompuesto.

La había cagado en grande, se convirtió en el centro de atención por un arrebato de enojo y hasta se ganó varias laceraciones en la palma derecha por la fuerza desmedida con la que sometió a una frágil copa.

El alboroto que causó el incidente fue tremendo, estuvieron a una llamada de traer a los paramédicos porque Trisha se asustó y sugirió contactar a los de servicio médico.

Él la detuvo, dándole las gracias por la preocupación y le explicó calmadamente que las heridas resultaron superficiales, así que era cuestión de limpiarlas con abundante agua y tratarlas con algún desinfectante que evitara complicaciones en un futuro.

De tal modo, su madre ya se estaba haciendo cargo de curarlo en el sanitario de los Kim, con ayuda del botiquín que le proporcionaron mientras él yacía sentado sobre la tapa del w.c.

—¿Estás seguro de que no quieres que te revisen los doctores? —Somi preguntó, cuando terminó de aplicar el antiséptico.

Jungkook se quejó, negando con la cabeza.

—No es necesario, con esto será suficiente —Contrajo sus facciones por el ardor que sintió—. Sanará muy pronto.

—Agradezco que ningún vidrio se te enterró a profundidad —mencionó, al abrir el empaque de una gasa—. No entiendo que fue lo que hiciste.

—Yo tampoco, creo que el cristal estaba muy frágil o algo así...

Evitó hacerle frente a su procreadora, recorriendo el bonito baño con la vista. Le gustaron las plantas artificiales decorativas, compraría unas para su casa.

—Con esa actitud no vas a conseguir nada, Kook —La mujer expresó, cubriéndole la mano con el tejido de algodón—. Estás siendo muy inmaduro.

Resopló.

—¿Eso parece? —Utilizó el tradicional sarcasmo—. ¿Ahora qué estoy haciendo mal?

—Todo —refutó y selló con cuidado la gasa sobre la lesión—. Todo lo estás haciendo erróneamente.

La voz de Somi fue empañada por la severidad y él se frotó la nariz con los nudillos.

—Solo fue una copa rota.

—No se trata de la copa, se trata de la razón por la cual la quebraste, te pudiste lastimar de gravedad —alegó, mirándolo con exigencia.

El castaño emitió un ligero carraspeo.

—Fue un accidente, mamá —entonó, estoico—. No hay un motivo alarmante.

—Bien, repítelo hasta que te lo creas.

Ella no quiso entrometerse más, si su hijo quería continuar con esa venda en los ojos y engañarse a sí mismo, que lo hiciera. No le correspondía solucionar los pleitos internos si él no se lo solicitaba, ya no estaba tratando con ningún adolescente y si Jungkook seguía portándose como uno, llegaría el momento en que se diera cuenta de su equivocación.

Al finalizar con la curación, levantaron lo que utilizaron del botiquín, desechando la basura en el cesto y salieron del sanitario, andando a la sala dónde todos los esperaban con una inquietud que se palpaba en el aire.

El ojiazul levantó su palma lesionada frente a los invitados y sonrió desalentado.

—No me cortaron la mano, estoy bien —masculló con ápice de diversión—. Un vendaje y como nuevo.

La mayoría exhaló una risilla serena y él, únicamente notó que dos personas no se mostraron tranquilas con su regreso.

Por un lado, estaba Eliot, quién lo miraba con la frente arrugada, apoyando la espalda en la pared al mantener una postura rígida de brazos cruzados.

It's all an act | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora