Querido Cupido"Sanando un corazón afligido"
[...]El séptimo objetivo.
Sentí que recuperé la noción del tiempo en cuanto abrí mis ojos a la mañana siguiente. Perla estaba acurrucada en mi estómago, suspirando profundamente dormida. La acaricié con cariño, pensando en que ella siempre sale de su cama cada vez que la necesito.
Extrañamente, me sentí segura al dormir.
Me levanté lentamente y recordé a los dos pequeños. No 10 dormía plácidamente arriba del estante y el cupido... Como prometió, estaba en su sitio; ni un centímetro más cerca, ni un centímetro más lejos.
Observé su manera de dormir; tenía sus brazos en su cabeza y sus piernas cruzadas mientras reposaba arriba de la almohada. Su cabello lacio y corto estaba levemente caído y dejaba ver un poco su frente. Su ceño estaba relajado...
Dormía plácidamente, como un bebé...
Vi por un momento sus facciones y moví mi brazo encima de su rostro, no estaba fingiendo; estaba profundamente dormido. Un pensamiento intrusivo me invadió mientras lo observaba, uno que no había tenido en todo este tiempo.
Que lindo se veía durmiendo...
Me pregunto qué pasaría si alguien lo despertara...
Y ese alguien fuera yo.
Con la almohada en mano, me acerqué sigilosamente, tratando de no hacer ruido. Perla, como si entendiera mis intenciones, se sentó a un lado, observando con sus ojos curiosos. Me detuve justo al lado del zorro y levanté la almohada lentamente, disfrutando del momento antes de la acción.
De repente, la bajé con fuerza sobre su rostro, cubriéndolo completamente:"¡Despierta, zorro!", grité, tratando de contener mis carcajadas.
El zorro se despertó sobresaltado, luchando por quitarse la almohada de encima. Sus ojos se abrieron de par en par y por un momento, vi una mezcla de confusión y sorpresa en su rostro. Era como si no pudiera procesar lo que estaba ocurriendo.
Finalmente, logró apartar la almohada y me miró con una expresión irritada, "¿¡Qué demonios estás haciendo!?", exclamó, su voz aún sonaba ronca por el sueño interrumpido. Obviamente no me arrepentía de nada: "No podía resistirme", dije entre risas, retrocediendo un paso mientras él se incorporaba.
"¡Eres imposible!", dijo lanzándome la almohada, pero había una chispa de diversión en sus ojos. Yo la atrapé en el aire y con una sonrisa juguetona, comencé a golpearlo alegremente con ella. Él se levantó de volando, tomó otra almohada de mi cama y así comenzó nuestra guerra.
Las almohadas resonaban con fuerza y nuestras risas llenaban la habitación, creando un ambiente peculiar. Cada golpe era una mezcla de orgullo y desafío, y por un momento, nos olvidamos de todo lo demás.
Parecíamos unos niños inmaduros compitiendo.
Y así fue durante unos minutos hasta que quedamos exhaustos, nos desplomamos en mi cama, respirando agitados. Ambos teníamos el cabello desordenado y las mejillas enrojecidas por el esfuerzo. Comencé a carcajear con fuerza de la nada: "¡Hubieras visto tu cara!", mencioné mientras me limpiaba una lágrima de felicidad.
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𝙌𝙪𝙚𝙧𝙞𝙙𝙤 𝘾𝙪𝙥𝙞𝙙𝙤 - Soshiro Hoshina
Fanfic𝘈 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴, 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘥𝘪𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦𝘯 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘶𝘦𝘭𝘰 𝘺 𝘦𝘭 ú𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘳𝘦𝘧𝘶𝘨𝘪𝘰. 𝘌𝘴𝘵𝘰 𝘦𝘴 𝘢𝘴í 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘤𝘪𝘥𝘦𝘻 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘢𝘤𝘢𝘣𝘢𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘤𝘰𝘴 𝘪𝘯𝘥...