DNNV CAPÍTULO 4 - UMBRÍA

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El sonido del teléfono sonando en la distancia, y yo sintiéndome atrapado en la penumbra con mis manos inmóviles mientras aquel sonido persistía. Era como una escena que había vivido antes, y podía anticipar lo que venía sin poder detenerlo. El eco de aquella llamada, me envolvía una vez mas.

—¿Andreth? —Escuchaba la voz al otro lado del teléfono. —Tu madre ha tenido un accidente y se encuentra grave.

El suelo parecía desaparecer bajo mis pies, las paredes se cerraban, el aire se volvía denso. La voz de la persona al otro lado del teléfono continuaba hablando, pero yo ya no le escuchaba. Solo sentía un vacío, un miedo incontrolable apoderándose de mí cuerpo, inmovilizándome.

Y de repente, todo se desvaneció. Me desperté y me incorporé de golpe, mis jadeos eran fuertes, podía escuchar los latidos de mi corazón. Vi por la ventana, y afuera comenzaban a salir los primeros rayos de sol, iluminando la ciudad. Dentro de mi, la sombra de aquel día seguía pesando; ese sueño había sido tan real, como la primera vez.

Salí de mi habitación, aún era temprano y encontré a mi abuela en el comedor, sentada tranquilamente con su taza de café.

—¡Buenos días, abuela! Pensé que aún dormías —la saludé, acercándome para darle un beso en la mejilla y un abrazo.

Ella me devolvió el gesto con una sonrisa cálida, esas que siempre me hacían sentir en casa.

—Me desperté temprano hoy —respondió suavemente, tomando otro sorbo de su café—. Tengo algunas cosas que hacer. ¿Y tú? ¿Cómo te fue ayer con Ava?

Una sonrisa se formó en mis labios al recordar la tarde que habíamos pasado juntos.

—Muy bien —respondí, casi riendo al pensar en los momentos compartidos.

—Me alegra que tengas a alguien con quien puedas pasar tiempo, cariño —dijo con una expresión de ternura, reflejando en sus ojos una mezcla de cariño y tranquilidad—. Es importante tener amistades cercanas.

—De hecho, hoy me invitó a salir por la noche —añadí, pensando en la propuesta de Ava—. Hay un evento organizado por los alumnos del instituto, justo antes de que empiecen las clases.

—Parece una buena idea. Deberías ir con ella —respondió mientras dejaba su taza sobre la mesa, —Será una buena oportunidad para conocer a más gente. ¿Cómo te sientes con el inicio de clases mañana?

Tomé aire y lo solté lentamente.

—Estoy nervioso, la verdad. Muy nervioso. Pero al menos tendré a Ava cerca.

—Es natural estar nervioso, pero me alegra que Ava esté contigo —me miró con esa sabiduría característica de ella—. Es una chica encantadora, y sé que te hará bien tenerla cerca.

Asentí con una sonrisa, apreciando sus palabras.

—¿Vas a tener tiempo para almorzar juntos hoy?

—Me temo que no querido —respondió, parecía algo distraída —. Salgo para Briehlan en una hora.

—¿Briehlan? —pregunté, sorprendido—. ¿Ha pasado algo?

—No, nada de qué preocuparse —respondió intentando tranquilizarme—. Simplemente olvidé hacer un trámite importante con el abogado de tu madre antes de venirnos a Solanvia, y ese asunto requiere que esté allá en persona.

—Comprendo. ¿Estás segura de que todo está bien? ¿Quieres que te acompañe?

Mi abuela sonrió, esa sonrisa tranquilizadora que siempre lograba disipar cualquier duda.

—Seguro, todo está bien. Volveré en un par de días. Sé que mañana es un día importante para ti, con el inicio de clases, y confío en que todo saldrá bien, si necesitas algo no dudes en llamarme; y si sales con Ava esta noche, por favor, vuelve temprano.

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