DNNV CAPÍTULO 8 - VISLUMBRE

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Al llegar a la feria, una cálida oleada de recuerdos me envolvió de inmediato. El ruido constante, el inconfundible aroma a palomitas de maíz recién hechas, el brillo de las luces que parpadeaban en una infinidad de colores... todo me transportaba a aquellos momentos felices de mi niñez, donde mi madre y yo compartíamos instantes de pura alegría. Era como si, por primera vez desde que me mudé a Solanvia, algo dentro de mí se reconectara con lo que alguna vez me hizo sentir pleno y genuinamente vivo.

Me sorprendía a mí mismo al darme cuenta de cuánto estaba disfrutando de esta experiencia. No solía ser un gran entusiasta de las fiestas o multitudes y a decir verdad, nunca me había sentido completamente cómodo en ellas. Sin embargo, en esta ocasión, entre Ava, Nisa y Ethan, creo que me encontraba siendo el más emocionado de todos. Era como si esta pequeña ventana al pasado me ofreciera una pausa a la desconexión que había sentido desde que llegué a esta ciudad. Por primera vez en mucho tiempo, algo me resultaba familiar, algo que sentía mío.

Ava fue la primera en hablar.

—¿Qué hacemos primero? —preguntó con la mirada fija en la rueda de la fortuna.

Yo ya podía adivinar lo que quería, algo tranquilo, algo quizás predecible. Pero Ethan como siempre, tenía otros planes. Siguió la dirección de su dedo hacia la torre que sobresalía en medio de la feria, el Sky Drop. Sólo mirarla hizo que mi estómago se retorciera de nervios... y un poco de emoción.

—Empecemos con algo fuerte —dijo Ethan sonriendo, como si fuera la mejor idea del mundo.

Ava hizo una mueca, era una mezcla de duda y resignación.

—No estoy tan segura... —murmuró mirando la torre con el ceño fruncido.

Y ahí en ese momento, algo se activó en mí. No era como si yo fuera el tipo que se lanzaba de cabeza hacia lo extremo, más bien todo lo contrario. Pero al escuchar a Ethan sugerirlo y ver a Ava titubear, sentí un impulso extraño, una necesidad de demostrar algo. Tal vez a ellos, tal vez a mí mismo.

—Yo me apunto —dije  sorprendiéndome a mí mismo tanto como a los demás.

Ava me miró con los ojos muy abiertos, como si no pudiera creer lo que había dicho. Nisa, que había estado en silencio hasta ese momento, soltó una carcajada suave y asintió.

—¡Cuenta conmigo! —dijo entusiasmada, sin pensarlo dos veces.

Ethan levantó las cejas, claramente satisfecho.

—Perfecto, entonces vamos. —respondió Ava resignada.

Mis pies parecían moverse solos mientras caminábamos hacia la torre. A medida que nos acercábamos, la estructura parecía crecer más y más, y el sonido de los gritos de las personas que caían a toda velocidad sólo añadía más vértigo al asunto. Pero curiosamente en vez de darme miedo, me sentía ansioso por subir. La idea de soltarme, aunque fuera por un instante, me daba algo que hacía tiempo no sentía; libertad.

Ava por supuesto que no dejó de manifestar su descontento mientras nos alineábamos para subir.

—No puedo creer que esté haciendo esto —murmuró aunque su tono era más de broma que de queja.

—Será épico —le respondió Ethan entusiasmado, mientras le daba una palmada en la espalda.

Cuando llegó nuestro turno, el arnés metálico que se cerró alrededor de mi pecho me hizo respirar hondo. Sentí cómo mis manos se aferraban al asiento con más fuerza de la que me gustaría admitir, pero cuando miré a mi lado y vi a Nisa sonriéndome, me relajé un poco. Los motores zumbaban, y el operador empezó la cuenta regresiva.

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⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

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