Hola, soy Anna Stuart, y esta es mi historia. No sé si ustedes alguna vez conocieron a un chico muy bien parecido, de esos que con solo una mirada parecen tener el poder de detener el tiempo. Uno de esos que, sin decir una palabra, logran que tu mundo gire en torno a ellos. Bueno, yo lo conocí, Andrew Lawrence el chico de ojos almendrados y de sonrisa de labios cerrados. Y aunque al principio parecía como salido de un sueño, con el tiempo, ese sueño se convirtió en una espiral de emociones confusas, dudas y, sobre todo, dolor.
Esta no es una historia de amor como las que siempre nos cuentan. Es más bien una historia de aquellas en las que te enfrentas a tus propios miedos y descubres que a veces el amor no basta para mantener a dos personas unidas. Aquí no encontrarán finales felices ni promesas perfectas. Lo que sí encontrarán es la cruda realidad de una relación que, aunque parecía perfecta por fuera, estaba llena de grietas invisibles desde el principio.
Bienvenidos a mi vida. Aquí comienza mi relato, uno lleno de altibajos, donde lo que parecía un cuento de hadas, terminó siendo una lección de vida.
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EL AMOR TAMBIEN DUELE
RomanceAnna se enamoró, Andrew se confundió, o eso es lo que dice.