Bratt es aplastado por los escombros por salvar por segunda vez a su mejor amigo Christopher Morgan pero cuando despertó.
- Ha perdido la memoria.
Bratt era una persona completamente diferente.
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— Takeshi — agarro la pequeña mano de mi bebé quien me observa lleno de curiosidad, se encoje en su lugar y solo puedo sonreír mientras acaricio su cabello rubio — Te pareces mucho a tu padre. — Me río.
Me acerco al armario y comienzo a buscar en la ropa de Bratt — ¿Cómo vestirnos a papi hoy? Ya que está con nosotros es momento de vestirlo sexy para el mundo y para mami. — Me río entre dientes, me acomodo la corona mientras mi bebé solo balbucea distraído con el techo.
Escojo algunas prendas hasta que me convenzo de la oficial, siempre me ha gustado elegir su ropa y ahora que es un gobernante solo lo va a hacer ver más poderoso de lo que es además de que así aprovecho a cumplir ciertos....gustos personales.
— ¿Qué te parece este traje oscuro con detalles dorados? — murmuro mientras saco un elegante conjunto del armario. — Resaltará su autoridad y sofisticación, ¿no crees? — Le muestro las prendas a mi bebé, quien solo me mira con sus grandes ojos curiosos.
Con cuidado, coloco el traje sobre la cama y me acerco a Bratt, quien está sentado en su escritorio revisando algunos documentos. — Amor, ¿qué opinas de esto? — le pregunto, sosteniendo la chaqueta contra mi cuerpo para que pueda verla mejor.
Bratt levanta la vista y una sonrisa se dibuja en su rostro. — Perfecto, como siempre. Sabes exactamente lo que me gusta. — Se levanta y se acerca a mí, tomando la chaqueta y probándosela. — Además, con esto, nadie podrá dudar de quién manda aquí. — añade con un guiño.
Mientras Bratt se viste, me acerco a nuestro bebé y lo levanto en brazos. — ¿Ves, cariño? Papi siempre se ve increíble gracias a nosotros. — Le doy un beso en la frente y él responde con una risita.
Finalmente, Bratt está listo y se mira en el espejo, ajustando los últimos detalles de su atuendo. — Listo para conquistar el mundo. — dice con determinación.
— Y para conquistarme a mí. — añado, acercándome para darle un beso. — Vamos, es hora de que el mundo vea lo increíble que eres.
Con Bratt ya vestido y listo, nos dirigimos hacia la puerta. Nuestro bebé sigue balbuceando felizmente en mis brazos, ajeno a todo lo que sucede a su alrededor.
