capítulo 37

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- ... ¿Y Pinocho? - balbuceó un adormilado Ni-ki.

Con su pancita llena y tras haberle contado a sus tíos lo que había hecho y cada detalle de su tarde, Ni-ki les pidió que lo arroparan y le contaran un cuento. Pinocho fue el elegido, siendo este uno de los que su cachorro jamás había oído. El problema era que no tenía diálogos, así que Felix estaba intentando recordar el cuento para explicárselo.

- Pinocho se encontró con su papá en la panza de la ballena y prometió que no volvería a mentir nunca nunca jamás, y con razón, con todo lo que había pasado el pobre Pinocho - relató, mintiendo y a la vez no, realmente no recordaba que pasaba después y decir que el pobre muñeco y su padre habían muerto era drástico.

Ni-ki parpadeó y abrazó a Dinu y a su osito de peluche, esperando más del cuento.

- Entonces a Pinocho y a Gepetto se les ocurrió que si le hacían cosquillas a la ballena, en la pancita así... - le hizo cosquillas a Ni-ki, haciéndolo carcajear, Felix sonrió - La ballena iba a estornudar y ellos saldrían volando alto, muy alto, como dos pajaritos, y regresarían a su casita, con sus relojes y todas las cosas que amaban.

- ¿A su hogar?

- Sí, cariño, llegarían a su hogar - siguió Hyunjin - Así que empezaron a hacerle cosquillas desde la panza de la ballena y en menos de lo que canta un rayo, volaban con las gaviotas, directo a su hogar, dónde se sentían a salvo, amados y cómodos.

El cachorro sonrió, cerrando sus ojitos lentamente, Felix besó la manito que sostenía y su naricita.

- Dulces sueños mi vida, te amo mucho mucho - susurró dejando su mano suavemente.

Prendió la luz de noche como de costumbre, doblando algo de la ropa de Ni-ki que tiró luego del baño, mientras Hyunjin le daba el beso de buenas noches y se encargaba de arroparlo bien.

Sintió las manos de Hyunjin agarrándolo por la cintura y dejó lo que estaba haciendo, dejándose guiar al pasillo.

Había sido un largo día, lleno de emociones que habían dejado su cuerpo tenso, un baño de burbujas acompañado sonaba más que perfecto. Felix necesitaba liberar algo de tensión y necesitaba a Hyunjin más que al aire que respiraba.

Se giró, tomando las manos de Hyunjin en total silencio y ahora siendo él el guía.

– ¿A dónde me llevas? - dijo con ese tonito divertido que tanto le gustaba a Hyunjin.

Llegó a la puerta de su habitación, agradeciendo la puerta que lleva directamente al baño y a Minho y Jisung teniendo su propia cita en el jardín.

– A nuestra cita – susurró, separándose.

Se quitó el sweater y el jean, fingiendo que no se sonrojó al estar parado en ropa interior en medio de su habitación frente a los ojos de un alfa que lo veía como si estuviera hambriento y Felix fuera un banquete del cual se podía servir, y Felix lo permitiría totalmente.

Caminó al baño, intentando ser coqueto y seductor y no parecer un cervatillo chueco, Hyunjin lo siguió, perdiendo la ropa en el camino.

En los dos meses que llevaba allí, nunca había tomado un baño propiamente dicho en la bañera, y eso que contaba con aceites y velas aromáticas, que usaría en aquel intento de baño romántico espontáneo.

Llenó la bañera con todo y burbujas, encendió las velas y fingió que las caricias indecentes de Hyunjin no sucedían, aún si su omega ya había empezado a ponerse todo sumiso y húmedo al respecto.

Hyunjin lo olía, él olía a Hyunjin.

Una vez que estuvo lo suficiente hasta arriba cerró el grifo y se volteó lentamente, sonrió, tímido de repente, su alfa le sonrió también, tomándolo por la cintura juguetonamente y acercándolo a él.

beach boys | hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora