– No, Eunchae, no te lo quites, es para mami.
Hyunjin nunca creyó que iba a pelear con una bebé de dos meses por un disfraz, pero la vida le sorprendía a diario.
Era el día de las madres y tenía dos cachorros que preparar, un dulce y tierno que se dejó vestir con un disfraz de osito adorable y una bebé igual de tierna pero con un caracter especial que odiaba su gorro de flor y no iba a aceptar que su padre la vista con este.
– ¿Y si se lo pegamos? – propuso Ni-ki que al parecer había parado de mirarse en el espejo con su nuevo traje de oso marrón.
Aprovechó la distracción y la adoración que Eunchae sentía por su hermano para ponerle el gorro sin que lo note.
– No amor, no podemos pegárselo, ya está, si no se da cuenta no se lo sacará. ¿Listo, osito? – preguntó, cargando a la bebé que pronto comenzaría a lloriquear si no le conseguía a su mami.
Eunchae tenía casi dos meses, llegó al mundo como y cuando quiso, con el par de ojos miel bien abiertos y sus genes listos para ser mostrados al planeta, era igual a Felix y tenía el carácter de Hyunjin, era la cachorra más bonita que había visto en su vida y Hyunjin estaba embobado con ella y el papel que tomó en su familia.
Era todo lo contrario a su hermano, mientras que Ni-ki era más independiente y calmado, la pequeña era Felix-dependiente y se hacía oír con ese par de pulmones sanitos que tenía.
Así como en ese momento que había comenzado a quejarse al notar que había sido arrancada de su colecho junto a mami e interceptada por un Ni-ki y un Hyunjin que querían mimar a Felix en su día.
– Creo que Eunchae tiene hambre, papá – dijo Ni-ki con ese tonito de niño inteligente que le gustaba poner.
Era adorable y estaba tan grande que un Hyunjin orgulloso no se cansaba de descubrir esas nuevas facetas suyas, en especial desde que había comenzado el jardín de infantes y según su maestra era el mejor niño que había tenido.
– Ya se la devolvemos a mamá, ¿eso quieres, florcita? ¿Quieres a mamá? – preguntó poniendo esa voz vergonzosa que ponía con la bebé, sonriendo al ver cómo se emocionaba al oír hablar de su mami.
Abrió la puerta de la habitación, sonriendo al ver a su omega envuelto cómodamente en sábanas, Hyunjin se había preocupado porque duerma un poco más ya que por noche se despertaba a diario a amamantar a Eunchae y la noche anterior no había sido la excepción. El alfa se despertaba con él e intentaba brindarle toda la comodidad posible, pero quién ponía el cuerpo era su Felix.
Y por eso iban a celebrarlo ese día, porque Felix era la mejor mami del mundo para ese par de cachorros en sus brazos.
Ayudó a Ni-ki a entrar en la caja que habían decorado y puso a Eunchae en sus brazos, sonriendo al ver como la ajustó con cuidado y ternura. Ni-ki amaba a su hermanita más que a nada.
Se acercó a Felix y besó su coronilla, despertándolo suavemente, sonrió al sentirlo suspirar y luego estirarse, parpadeó en dirección a su costado, se sentó de golpe al ver que Eunchae no estaba, pero se relajó al ver la caja en frente suyo.
– Oh, Jinnie. ¿Qué hicieron? – dijo con voz ronca y una sonrisa divertida – ¿Dónde están mis bebitos?
La caja se sacudió con una risita, claramente Ni-ki no estaba allí y claramente no se reía, no era como si se viera su cabeza.
Felix levantó la tapa y Ni-ki gritó su "feliz día mami" sacudiendo las manitos de Rosie quien sonreía al por fin ver a su mamá.
– Hola mis amores – exclamó el omega, tomando a la bebé y ayudando a Ni-ki a salir, besó las caritas de los dos – Gracias, bebé, ustedes me hacen sentir que estoy en el día de las madres todos los días, los amo mucho.
El alfa sonrió al ver a su familia en ese pequeño abrazo y decidió unirse, besando la frente de su omega.
– Gracias por ser la mejor mamá del mundo para nuestros hijos, eres increíble en todo lo que haces y pones tu corazón en todo, ellos no podrían haber pedido algo mejor – dijo sonriendo a su chico que tenía lagrimitas en sus hermosos ojos.
Odiaba ver a Felix llorar, pero amaba que fuera tan sensible y cosas así le emocionen al punto de derramar su corazón por los ojos. Era encantador, como una obra de arte romántica que llegaba a tu corazón por los ojos.
– Gracias a ti, Jinnie, no tendría todo este amor si no fuera por ti – besó sus labios.
Los cuatro se abrazaron por un largo rato, Ni-ki se recostó en el regazo de Felix a contarle lo que había soñado, Eunchae reclamó su desayuno y se metió un pecho en la boca, Felix los mimaba a ambos mientras Hyunjin lo mimaba a él.
Era una mañana más, juntos en la cama con sus cachorros, adorando a Felix y celebrandolo como si realmente el día de las madres fuera todos los días.
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beach boys | hyunlix
RomanceFelix sabía solo dos cosas del papá de su bebé: que se llamaba Hyunjin y que era el alfa más caliente que un omega soltero de 21 años podría haberse cruzado en una noche de verano. O dónde el omega de 24 años y su cachorro comienzan de cero en un n...