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Hyeyoon abrió sus ojos luego de que sus sirvientas entraran a su habitación y abrieran las enormes cortinas azules que tapaban la entrada del sol de su enorme ventanal con vista al pueblo.
La princesa se sentía realmente descansada y por primera vez se sentía motivada en compartir una actividad con el príncipe Yang, visitar la biblioteca real. Era su espacio favorito y podría afirmar con seguridad que no se verá obligada a entablar una conversación con él.
Salió de su habitación con un vestido azul sencillo, con mangas largas y anchas, un escote cuadrado y con bordado plateado. Caminó con tranquilidad en el pasillo mientras compartía una conversación trivial con Yuna.
- Su majestad - se detuvo su sirvienta para hacer la respectiva reverencia y la princesa observó a su madre, blanca como la nieve y cabello largo y oscuro como la noche, su rostro reflejaba el cansancio y lo enferma que se encontraba.
- Buenos días, madre - saludó finalmente - ¿Cómo te sientes? -
- Enfócate en tus tareas y yo me enfocaré en mi recuperación - respondió con frialdad y continuó su camino, opuesto al de ella.
Hyeyoon no soportaba aquellas actitudes de su madre cada vez que contraía un malestar o alguna enfermedad, pero supuso que era una manera para proteger su orgullo y dignidad, ya que se enteró por sus sirvientas que se sentía realmente avergonzada y humillada al estar enferma casi todo el tiempo.
Tomó una bocanada de aire y en silencio continuó su caminata hacia la biblioteca, dónde Jungwon ya se encontraba esperándola en la puerta, ambos se saludaron con una leve reverencia y entraron al lugar sin dirigirse la palabra.
A pesar de lo sucedido de la mañana anterior, en el almuerzo y en la visita de la huerta, permanecieron en sumo silencio desde que Jungwon le preguntó si ella anhelaba algo, la princesa se sintió invadida y le aclaró que aún no había suficiente confianza para contar sus objetivos personales. Aquello lo hizo sentir ligeramente mal, ya que su tono de voz fue filoso e inesperado.
La pelinegra tomó un libro de biología, mientras que el príncipe agarró uno de astronomía, Hyeyoon lo miró con sorpresa por unos segundos y se dirigió hacia una de los sillones que se encontraban en la ventana. Tomó asiento con su espalda enderezada y comenzó a leer.
Jungwon agarró una de las sillas que estaban un poco más alejadas de dónde se encontraba la chica y se dedicó a prestar atención a aquellas teorías de los magníficos científicos del pasado. La unión de las estrellas, el significado de ellas y la pequeña probabilidad de que el planeta tierra chocara con otro del sistema solar conquistaban completamente su interés.
