𝚅𝙸𝙸𝙸

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Luego de un agradable desayuno que tuvo la princesa en su habitación, Yuna escuchaba atentamente el suceso de anoche, las confesiones, el contacto físico y la desafortunada interrupción a un posible beso.

La sirvienta estaba encantada de oírla a la pelinegra tan emocionada, se notaba la inocencia y la incredulidad con la que estaba atravesando su noble corazón. Habían pasado muchos años desde la última vez que habían hablado bien sobre un príncipe.

- ¿Está enterada de alguna actividad que vaya a realizar el príncipe Yang? - consultó mientras se veía en su espejo, aunque su mente estaba pérdida en el recuerdo de la noche anterior.

- Iba a ir a la biblioteca a terminar un libro de astronomía - respondió Yuna con una amplia sonrisa.

Hyeyoon la miró con el mismo gesto y sin esperar un segundo más aplaudió dos veces, sus sirvientas entraron inmediatamente y la comenzaron a arreglar lo más sutil y casual posible, aunque la princesa quería lucirse frente al castaño, no quería parecer infantil por los sentimientos mutuos que compartían.

Solo se colocó un vestido celeste cielo de escote cuadrado y guantes de tul blanco. Su cabello fue peinado con una trenza que luego se iba a colocar en su hombro izquierdo, dejando dos mechones caer sobre los laterales de su rostro.

Caminó por el pasillo que la llevaba a su destino y en el salón de música vió a su madre sacando su violín del estuche y también pudo visualizar a su padre tomando asiento frente al piano.

La princesa recordó la anécdota de cómo sus padres se conocieron y por qué se eligieron para ser marido y mujer; la música fue la mayor responsable de su unión, las melodías que tocaban juntos formaban un ambiente lleno de romance, armonía y dulzura.

Cuando la pelinegra era una niña, siempre al finalizar la cena los reyes tocaban una melodía, las miradas que se dedicaban al tocar, las sonrisas que se formaban inconscientemente y el notable cariño y amor que se tenían, fue algo que se transformó en deseo para la menor.

Ella anhelaba poder recibir tal intensidad de amor.

Al llegar a la biblioteca, el príncipe aún no se encontraba en aquel espacio, por lo que buscó un libro al azar para hacer tiempo y empezó a leerlo parada frente a la ventana que daba hacia el jardín.

El clima era ideal, el cielo estaba despejado y solo se apreciaba la presencia de un cálido sol, lo suficiente para no sentir frío, pero tampoco te hacía transpirar.

Intentó seguir con su lectura pero la hermosa música que abundó al castillo evitaba que se concentrara, aquella melodía que estaba siendo tocada por sus padres era la que usaron para el vals de su boda "Love Wins All".

it's you or you ლ jungwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora