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La teoría de las cuerdas es una teoría que plantea que existen universos complementarios al nuestro que comparten espacio y tiempo, pero que no podemos ver.
Y mucho menos entrar
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¿Verdad..?
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𝐊𝐢𝐦𝐞𝐭𝐬𝐮 𝐧𝐨 𝐘𝐚𝐢...
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Zenitsu chillaba como si hubiera visto al mismo Muzan mientras miraba la cara de Inosuke.
—¡¿UNA NIÑA?! ¡¿EH?! ¡¿QUÉ MIERDA?! —gritó, señalando a Inosuke. La confusión lo inundaba. Zenitsu esperaba que el chico jabalí fuera, no sé, horrendo o al menos tuviera una cicatriz intimidante. Pero lo que encontró... era algo muy diferente.
—¿Qué demonios? ¿Tienes algún problema con mi cara o algo así? —respondió Inosuke, su voz llena de desafío mientras su pecho se inflaba de orgullo.
—Eres un tipo espeluznante, ¿lo sabías? Tienes una cara bastante femenina para un cuerpo tan musculoso —dijo Zenitsu, su tono era una mezcla de sorpresa y confusión. "Ewww..." se le escapó sin pensarlo.
Mientras tanto, tú mirabas a Inosuke de arriba a abajo con una mezcla de fascinación y envidia. "¿Este modelo de pasarela? ¿Pero y esa actitud? Mierda... tremendas pestañotas que se carga... qué envidia... que pase tip."
—¿Por qué carajo me miras a la cara? —preguntó Inosuke, acercándose amenazadoramente a ti.
—¡N-no! —exclamó Zenitsu, rápidamente abrazándote por detrás como si quisiera protegerte. A estas alturas, ya era un hábito que te abrazaran como si fueras su escudo personal—. ¡No te estoy mirando a la cara!
—¡Estoy un poco enojada contigo pero no tengo problemas con tu cara! —dijo Tanjiro—. ¡Creo que es muy de niña!
— Está divina.
Inosuke se volvió hacia ti, furioso, con los ojos encendidos de curiosidad y rabia.
—¡Y TÚ! ¡SABÍA QUE QUERÍAS HECHIZARME! ¡VAMOS, ADELANTE!
"¿Por qué me está mirando como si esperara que haga algo? ¿Qué quiere que haga, que lo desafíe en duelo?" pensaste, mientras Zenitsu intentaba desesperadamente detenerte con sus advertencias. Pero tú, por alguna razón, sentías que acercarte al chico salvaje sería una idea brillante.
—Mira, yo te amo mucho, eres un personaje chingón a toda madre, pero no puedes ir golpeando a la gente solo porque sí, ¿ok? —dijiste, dándole palmaditas en la cabeza como si fuera un perro confundido.
Inosuke parpadeó, claramente no acostumbrado a que alguien lo tratara de esa manera. —¡Ah! ¡Estás usando tus hechizos oscuros, bruja, pero no me derrotarás!—. gritó, con una mezcla de temor y respeto en su voz.
Tú no tenías idea de lo que acababa de decir, pero igual le sonreíste y seguiste con las palmaditas. Sorprendentemente, no te volvió a atacar, lo que significaba que, en algún nivel, le agradaba. O al menos, no quería destrozarte.
Inosuke sonrió con orgullo y proclamó:
—¡No sé qué clase de hechizo estés haciendo, bruja, pero...! Te nombro mi subordinada, bruja que hace conjuros. Serás útil en la batalla con tus hechizos.
