Entre cartas y sueños.

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Deje la carta para Jungkook en la mesa de noche, contemple su rostro una última vez acaricie su cara para recordar su imagen en lo que me quedara por vivir, bese su frente y salí de esa habitación con mi corazón en la mano y sin mi alma.

Decidí hablar de Soobin en aquella carta sin aclararle quien era, de algún modo me gustaba dejarle enigmas, siempre fue nuestro juego, pero tenía la esperanza que se decepcionara de mí y no intentara buscarme.

Tome el metro hacia mi casa, quise pasar a ver a los niños a la casa de mi madre, pero pensé que sería mejor ir directamente al departamento que aún compartía con Sam, así que solo llame a mamá para decirle lo que haría y que volvería a casa pronto.

Necesitaba aprovechar el tiempo, tenía claro que si mis cálculos no fallaban el estaría en la oficina, y podría sacar algunas cosas mías y de los niños antes de que él volviera.

Entre al departamento, empaque lo que más pude en las maletas de los niños y en las mías, las baje para subirlas a mi auto que aun mantenía en el estacionamiento del edificio, no me demore mucho, pues había dejado casi todo preparado el día anterior, solo me faltaba un bolso y la cajita negra donde tenía todas las cartas que Jungkook me había enviado en estos años.

Subí y volví a la habitación, saque el bolso con mis cosas y regrese a buscar la caja, al sacarla de lo alto del closet donde la escondía, se me cayó, comencé a guardar las cartas, pero me di cuenta que solo dos de ellas estaban abiertas, y entonces los recuerdos venían a mi mente, la primera fue donde me contaba que iba a casarse, pero que antes quería hablar conmigo de un sueño que había tenido...

...Jim tuve un sueño la otra noche y no he podido sacarlo de mi cabeza, es un niño de cabello oscuro, tienen tu bella mirada y mi estúpida sonrisa de conejo, fue lindo soñar con alguien que fuera tuyo y mío, pero solo fue un sueño ¿verdad?, tu no me ocultarías algo así eso lo sé, perdón por esto, te estoy escribiendo para decirte que me casare y ahora salgo con una tontera así... lo siento, ojalá puedas perdonarme...

La carta continuo, pero la guarde, tome la segunda carta abierta, aquella por la cual Sam comenzó a maltratarme y golpearme, esa ni siquiera yo la leí en su momento, mi padre fue quien la abrió y leyó, luego quiso entregármela, él sabía que si yo la leía nunca me hubiera casado, eso me dijo justo cuando entraríamos a la iglesia, me pidió leerla, y yo me negué, se la quite, la puse en el bolsillo de mi chaqueta olvidándome de ella, hasta cuando fue muy tarde, fue de ese lugar que Sam borracho la saco y la leyó, se la quite, fue cuando me dio el primer golpe y luego... no quise recordar ese día, nunca pensé que mi noche de bodas fuera así de horrible.

Pero ahora volvía a tener esa carta desafortunada en mis manos, no podía no leerla...


jueves 19 de julio de 2017, Seúl Corea.

Hola Jim.

Hoy he llegado a Seúl, comenzare a trabajar en "Diseñan Internacional" recuerdas que en mi anterior carta te conté de mi postulación, pues bien fui aceptado y puedo volver a Corea, estoy deseando tanto verte, sé que no has respondido ninguna de mis cartas, pero tengo la esperanza de que en algún momento, lo hagas, me gustaría saber de ti, que haces, en que trabajas, no sé solo saber de ti.

Quisiera hablarte de tantas cosas, pero como siempre terminare hablando de mis sueños constantes y reiterativos, es que me hace sentir tan solo cuando sueño, siento que el niño pelinegro de mis sueños me necesita, el me pide ir hasta donde esta, pero cuando creo que voy a alcanzarlo se desvanece en mis brazos, es un sentimiento tan vacío que duele y creo que por eso nunca he dejado de pensarte, su imagen en mis sus sueños parece tan real que no puedo evitar sentirme desesperado por conocerlo, en fin, es solo un sueño.

Tiempos BuenosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora