Capítulo 14

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                              Nada es lo que parece

Fiorella

Abro mis ojos al instante en que siento como alguien está tocando mi rostro, lo primero que veo es una tenue luz que proviene del lado derecho de la habitación, a un lado de la cama está un hombre que no conozco, me pongo de pie tan rápido como puedo y me alejo de él.
Tomó un tenedor que se encuentra en la mesita de noche.

—¿Quién eres tú?— Pregunté  sin dejar de apuntarle con el tenedor.

—Tranquila, no te are daño—Se puso de pie y se acomodó el traje que traía puesto.—Soy un amigo de tu padre.

—Maxwell no es mi padre — Escupí con odio.

—Claro que lo soy— Dijo Maxwell entrando por la puerta.

—¿Qué carajo estoy haciendo aquí?.

—Tu querido Harold te vendió —Dijo, sentí como una punzada golpeó mi cabeza cuando dijo esas palabras, Harold, él jamás me hubiera hecho algo así.

No recordaba nada de lo que había pasado en las últimas horas, mi cabeza dolía cuando trataba de recordar algo.

—¿Por qué no recuerdo nada? ¿Qué mierda me hiciste?.

— Yo no te hice nada hija, no recuerdas nada por qué tal vez no pasó nada—Sentí una pequeña punzada en mi vientre bajo, llevé mi mano hasta ahí y vi que tenía vendado.

—No te preocupes no pasó nada, solo un pequeño accidente, dijo el doctor que no había afectado ningún órgano o algo parecido.—Dijo él mientras se sentaba en el sillón.

—¿Recuerdas a tu madre Fiorella?— Preguntó de la nada.

Asentí recordando la dolorosa muerte de mi madre, sentí una punzada de dolor en mi pecho.

—Bueno creo que será mejor que continuemos con la medicina — Dijo la última palabra con sarcasmo.

Yo los miré confundida, ellos salieron de la habitación y y yo me quedé ahí parada sin saber qué hacer, Maxwell volvió a entrar y me hizo una seña para que los siguiera, sin muchas opciones los seguí, caminamos por un pasillo lleno de cuadros, bajamos por unas escaleras lujosas, estábamos en una mansión hermosa.

Llegamos a la salida de la casa y pasamos por todo el jardín, llegamos a una pequeña casa, nos adentramos y dentro de ella había un montón de máquinas y hombres trabajando en computadoras, sentí un poco de pánico cuando unos hombres se me acercaron y me llevaron hasta una silla.

-—¿Qué están haciendo? Suéltenme — Traté de resistirme cuando estaban amarrándome a la silla pero ellos tenían más fuerza que yo.

—Tendré mi última pelea con mi hija que me odia— Dijo Maxwell mientras se acercaba a mi.

Llevé mi vista hacia su mano que sostenía un bastón, al parecer se le dificultaba caminar, cojeaba, a mi mente llegó un vago recuerdo de la ves que le disparé en el tobillo.

—¿De qué estás hablando?— Pregunté al volver a la realidad.

—Que tu pequeña memoria será esfumada—Hizo una seña de explotar una bomba con su mano.

—No me puedes hacer eso— Le dije con furia.

—Si puedo y lo voy a hacer.— Me dio una mirada desafiante.— Y cuando no sepas quién es Harold Kuznetsov te voy a poner en su contra.

Otra vez ese nombre que no tenía muy claro, mi cabeza dolía, y un pitido fuerte se reproducio en mis oídos.

—¿Te duele? ¿No lo recuerdas?— Preguntó en un tono burlón.

Entre disparos y deseo ( Un viaje a la lujuria )Where stories live. Discover now