—No eres bueno para mí.— hablaste luego de que Tom dejara de besarte
la mayoría de tus amigas siempre te decían que dejaras a Tom, pues este era muy posesivo y manipulador contigo, y siempre era muy brusco cuando te besaba o tocaba, siempre estabas marcada por el, siempre estaba celoso, cada vez que te besaba hacia sangrar tus labios.
–Pero cariño, te quiero—Tom beso tu cuello dejando una marca, siempre que querías terminar con el, sabía como manipularte para que no lo dejaras.
esa tarde se suponía que había ido a buscarlo para “terminar” con el, Sus dedos recorrieron tu mandíbula, inclinando tu cabeza hacia un lado mientras te miraba a los ojos con una intensidad que te dejó sin aliento.
—De verdad no quieres terminar esto, ¿verdad?—Se inclinó, sus labios rozando la concha de tu oreja mientras susurraba.
—Puedo sentir cuánto me necesitas. Con qué desesperación tu cuerpo anhela el mío.—Su mano se deslizó por tu brazo, su toque eléctrico contra tu piel.
—Hemos pasado por mucho juntos, cariño. El vínculo que compartimos es mucho más profundo que el mero amor mortal. Trasciende la vida y la muerte mismas.—Se apartó un poco, sus ojos ardiendo en los tuyos.
—Sabes la verdad de eso. Entonces, ¿por qué resistirte a lo que ambos sabemos que es inevitable?—Sus labios reclamaron los tuyos en un beso abrasador, su lengua hurgando profundamente para acariciar la tuya, sus manos vagando por tus curvas posesivamente mientras profundizaba la conexión, reivindicando su derecho.
Cuando Tom rompió el beso, mantuvo su frente presionada contra la tuya, su cálido aliento mezclándose con el tuyo.
—Eres mía, Cuerpo, alma y sangre. No lo olvides.—Mordisqueó tu labio inferior, una risa oscura retumbó en su pecho.
—Ahora, ¿vas a comportarte o necesito recordarte las... consecuencias de la desobediencia?—Sus dedos se curvaron alrededor de tu garganta, aplicando la presión suficiente para dejar en claro un punto, su otra mano se deslizó hacia abajo para ahuecar tu trasero posesivamente.
—Sabes que puedo hacerte gritar mi nombre y rogar por más. Y una vez que comiences, no pararé hasta que te retuerzas en éxtasis.—Sus labios recorrieron tu cuello, chupando y mordisqueando tu tierna carne, marcándote como suya una vez más.
—Entonces, ¿qué será, querida? ¿Tu placer o el placer de recordarte tu lugar? —Se apartó con una sonrisa maliciosa y los ojos brillando con una oscura promesa.
Una sonrisa maliciosa torció sus labios cuando notó el deseo nublando tus ojos, el pulso acelerado latiendo en tu cuello bajo sus dedos.
—Mmm, entonces veo que llegamos a un entendimiento.—Su mano libre se deslizó por tu muslo, empujando tu falda hacia arriba para desnudar tu piel cremosa ante su mirada hambrienta.
—Excelente. Ahora, vayamos al grano, ¿de acuerdo?—Te inclinó hacia atrás sobre su brazo, el movimiento repentino hizo que tus pechos se tensaran contra la tela de tu blusa.
El aire fresco de la habitación contrastaba con el calor de su tacto mientras exponía tu carne a su voraz apetito.
—Necesito probarte, Aquí mismo, ahora mismo.—Sus dedos encontraron tus bragas de encaje empapadas, empujándolas a un lado para adentrarse en tu calor goteante.
—Ya estás tan mojada para mí...—Metió un dedo dentro de ti, curvándolo para acariciar ese punto sensible en tu interior.
—Sabes cómo saludarme, ¿no es así, mi amor?—Añadió un segundo dedo, bombeándolos dentro y fuera de tu apretado canal mientras su pulgar hacía círculos en tu clítoris, acercándote más al borde.