XII.

624 95 20
                                    

Normalmente, me gusta caminar por la tarde. Cuando Mangel no viene a mi casa -como últimamente pasaba- salia a pasaer con la música a todo volumen para despejar mi mente, intentando olvidarme de todo aquello que sucedía a mi alrededor. Pero hoy, precisamente hoy, caminando hacía donde me encontraría con ella... no tenía ninguna gana. Además, me había dejado los auriculares en casa, y tenía que estar escuchando conversaciones de la gente -cuando no me interesaban en lo más mínimo- ruidos propios, como los motores de coche, ajetreo por las calles y demás.

La música es el escape de todo, es la mejor forma de mandar todo a la mierda.

Llegué al descampado donde ella me estaba esperando. No puse mala cara, no soné borde, no hice nada. Simplemente venía a aclarar algunas cosas, no ha comportarme como un auténtico idiota como ya había hecho días anteriores. Quería poner punto final a todo este asunto con Ilenia, pero no ser un hijo de puta.

-Te agradecería en verdad que dejaras de difundir mentiras sobre nosotros.- Me silencié un segundo. Pensé en Mangel y en sus malas caras, en Alex y su manera de quitarme a mi mejor amigo, y en anónimo quien estaba cabreado por toda esta situación.- De una puta vez.- Quizá si tenía que ser algo borde.

-¿Qué, es que acaso no es verdad?.- Torcí mi gesto en una mueca de asco ante tal situación.

-Por supuesto que no.- Soné seguro, pero en verdad quería salir de aquí, volver con Mangel y retroceder en el tiempo. Quizá una semana, quizá un mes... quizá unos años, donde éramos niños que se cogían de las manos, se daban besitos inocentes y nadie decía nada de nada.

-Pero yo quiero salir contigo.- Si así funcionase el mundo, nadie tendría opinión propia.

-Una relación es cosa de dos, y yo no quiero nada contigo, de verdad creía que lo habías entendido.- Suspiré pesadamente.- Siento si te he dado alguna señal contrariada, o si es porque he sido coqueto contigo en clase -por supuesto en plan de coña-, o por los rumores que sonaban pero...

-¿Esto es por el maricón de Mangel?- Jadeé ante tan mal nombre.

-No, no es por Mangel. Y si fuera por él tampoco sería tu puñetero problema.- Realmente quería ser amable porque tampoco es que ella tuviese la total culpa de mi mierda, pero no ayudaba en nada.

-Sois unos asquerosos maricones.

-Deja de usar la palabra maricón como si fuese algo malo.- No sabía cómo habíamos acabado en este tema.

-Es algo malo.- Alisó su pelo y lo dejó caer sobre su hombro izquierdo.

-Tú no dictas de quien te enamoras, no sé si lo sabes. No puedes elegir con quien sentirte bien, con quien ser tú mismo, con quien reír, o en quien pensar constantemente. Eso no lo eliges tú, si no tu corazón.- Ella rodó los ojos y yo pensé en Mangel. ¿Por qué siempre todo acababa en Mangel?

-No es una relación en verdad.- Dijo ella, y yo ya me cansé.

-Tú aseguras que me amas, ¿no?.- Ella asintió, añadiendo algo como: pero principalmente quiero tener sexo contigo; y yo continué.- Bien, ¿si yo de la noche a la mañana amaneciese convertida en mujer, me seguirías amando?- No se lo pensó si tan siquiera, y negó rápidamente.

-Entonces no me amas.- Me dí la vuelta, dispuesto a marcharme. Seguía pensando en Miguel. ¿Él seguiría siendo mi amigo si me convirtiese en mujer? Si, sin duda. Él me querría fuese como fuese. ¿Y anónimo?...- Ahora, como vuelva a escuchar otro falso rumor sobre nosotros, o como vuelvas a decir algo de Mangel o de mí, juro que acabarás mal.- Claramente no iba a pegarle, es una mujer y yo no soy agresivo, pero en verdad buscaría la manera de cobrárselas si seguía con tonterías.

Ella no dijo nada, simplemente pasó por delante de mi y me adelantó, moviendo sus caderas a cada paso que daba.

Incluso yo había aprendido algo de esto, algo que había negado de alguna u otra manera en el fondo de mi mente.

"El amor no depende de raza, género o edad. Depende de con quien te sientas tú mismo, con quien eres feliz."

... Y seguía pensando en Mangel.

-------------

Ahora ya saben quien dejó la carta misteriosa.

Letters. (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora