XVIII

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"Es irónico encontrar más apoyo en una canción o en una nota de papel pegada en tu casilla, que en las personas, ¿no?

-Un anónimo pensativo."

Pegó aquel pequeño papel color verde esmeralda y caminó hacia clase, pero su teléfono sonó. 

-¿Quién es?- Preguntó, sin molestarse en mirar la pantalla del teléfono. 

-Soy yo, Rubén.- La voz de su padre, fría y dura casi le hace querer colgar el teléfono. 

-¿Qué quieres?- Es raro que su padre le llame en horario de clases -o a cualquier hora, en realidad-. 

-Me dejé unos informes sobre el mueble del recibidor y tu madre no puede venir a traérmelos...- Lo que Rubén verdaderamente escucha es "Me he peleado con tu madre hasta que me he cansado, la he mandado a la mierda y he decidido que tú puedes servir de algo por una vez", pero no dice nada.

-Papá, estoy en clase. No me darán permiso para... 

-Es una emergencia, ¿no lo entiendes? ¡Tengo una reunión en una hora, tengo que tener esos papeles!- Grita tan fuerte que el menor tiene que alejarse el móvil de su oído.- Hazlo... Te quiero.- Y cuelga. 


Rubén no se siente querido. 


Con un suspiro de resignación, se decide a ir a su casa y hacer lo que su padre ha dicho. Se da la vuelta y va a la salida, cuando se encuentra con Mangel, acelerado, respirando de forma agitada y sus mejillas sonrojadas. Rubén ríe de forma tonta, porque eso es, posiblemente, la vez que más tierno ha visto al pelinegro. 


-¿Dónde vas?- Es raro porque esas son prácticamente las primeras palabras que le dirige después de su encontronazo con Alex. 

-Llego tarde.- Responde, de manera simple y escueta.- ¿Y tú? ¿Por qué vah en dirección contraria?- Una sonrisa de superioridad asoma y Rubén la acompaña a los segundos.- ¿Te vah a escapar?- Niega repetidas veces, preguntándose si está bien contárselo todo a Mangel.

-Mi padre necesita unos papeles y tengo que ir a llevárselos.- Se rinde. 

-¡Voy contigo!- Así, de la nada, se encuentra corriendo hacia la verja plateada, con Mangel a su lado, sonriendo de las idioteces que dice. 


Y entonces, el día no se siente tan malo. 


Letters. (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora