¿Todo se estaba moviendo estrepitosamente, o solo era la sensación del pelinegro? Porque realmente parecía que todo se estaba cayendo encima de él. Incluso juraría que estaba empezando a sudar.
Quería hablar y explicarse, explicarle a Rubén el porqué lo había hecho, pero ¿qué podía decirle? ¿qué le quería? ¿qué era un cobarde? ¿que no tenía el valor de decirselo cara a cara y había recurrido a esas pequeñas, que ahora le parecían demasiado estúpidas? ¿que tenía miedo de perderlo? ¿que siguió con ello solo porque le hacia ilusión la forma en la que la mirada de Rubén brillaba cuando él le dejaba una nota la mayoría de las mañanas?
No podía decirle nada de eso.
¿Cuán estúpido sonaba?
Alex se lo dijo una vez, hace mucho tiempo.
"¿Cómo le explicarás esto?" "¿No es mejor que simplemente te alejes de él?"
¿Y si simplemente salía corriendo? Podía huir diciendo que le dolía mucho la barriga y... Rubén sabría que solo estaría escapando de ello. Estaba acorralado. Estaba entre la espada y la pared. Estaba entre una carta y Rubén.
En verdad, esas cartas las llevaba escribiendo desde Segundo de la ESO, día tras día, escribiendo pequeños fragmentos que siempre iban dedicados a la misma persona: Su mejor amigo. Rubén.
Y así, fue guardándolas todas en una pequeña carpeta. Una pequeña carpeta que era su vida. Una pequeña carpeta, la cualel mismo Rubén le regaló, que contenía el mayor secreto de su vida.
Y un día, después de ver como se alejaba de su mejor amigo, de ver cómo el mayor estaba pasando momentos extraños, simplemente, sin saber porqué, lo hizo. Se tardó casi una semana en escribirla, leerla, volver a leerla para corregir aquellas palabras que podía delatarle, editarla, pasarla a un papel de colores que fuese bastante vistoso, y finalmente, casi seis días para armarse del valor suficiente para hacer la parte que era verdaderamente difícil: Enviarla. Dejar aquella carta en el casillero número 28, el casillero de Rubén.
Recuerda cómo sentía sus manos hechas de gelatina, como su cabeza daba vueltas en círculo sobre los mismos pensamientos: "Sabrá que eres tú" "Perderás su amistad" y "No lo vas a alegrar solo con esto". Pero los ignoró, porque ver como Rubén había dejado de brillar en los últimos días, era razón más que suficiente para que él saliera de "su escondite".
Pero ahora, justo en ese momento, con el mayor frente a él sujetando el papel que contenía sus sentimientos más ocultos, ¿qué podía decir?
Nada.
"Había tantas cosas que necesitaba decirte y no podía... Soy un cobarde y por eso uso este método." ¿Acaso podía permitirse decir algo como eso? ¿Rubén dejaría que se explicara escuchando algo como eso? No. Definitivamente no.
Era un idiota.
Un idiota atrapado.

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Letters. (Rubelangel)
Romance“Y hay tantas cosas que quiero decirte y no puedo... Soy un cobarde y por eso uso este medio. Te escribiré mis sentimientos a través de estas pequeñas notas que dejaré en tu casillero. Te quiero, Rubén, no lo olvides."