Las mentiras acudían a la boca de Mangel sin ni siquiera ser llamadas, y es que temblaba de puro pánico al pensar que su mejor amigo pudiese alejarse de él, o quizás, juzgarlo por aquellos sentimientos que tenía. Se había preguntado muchísimas veces, mientras estaba tumbado en su cama, cómo amar a alguien que te hacía tanto bien, podía sentirse tan increíblemente mal, y no por los sentimientos en sí, si no por el miedo y el aprecio.
—¡Oh, eso!— Gritó, una carcajada sonora y falsa saliendo de sus labios. Su voz salía chillona y en un tono demasiado alto, tanto así que Rubén solo fruncía su ceño más y más.— Me la encontré en tu casilla esta mañana y quería preguntarte qué es.
Todo se quedó en un silencio muerto, Rubén parado frente a él, sosteniendo el papel del que prácticamente dependía parte de su vida, y Rubén sintiendo como algo dentro de él caía al suelo. ¿Cómo Mangel había podido mentirle de esa manera? ¿Incluso cara a cara? Después de todas las mentiras que tenía que aguantar en casa, y de que su mundo prácticamente se derrumbaba sobre sus hombros a cada día que pasaba, lo que menos esperaba es que aquel misterioso chico que tan feliz lo hacía en el último tiempo, estuviese frente a él, mintiéndole. Si Mangel hubiese solo dicho "sí, soy yo", Rubén podría ser la persona más feliz del mundo, porque aunque le había costado admitirlo y aún seguía jodidamente asustado, estaba claro que lo que sentía por su mejor amigo era mucho, mucho más que amistad. ¿Cómo no? Mangel siempre había estado ahí para él, incluso aunque en los pasados meses hubiesen estado más alejados, aún seguía sintiendo a Mangel cerca, como su único apoyo. Pero ahora nada. Ahora se sentía más traicionado que nunca, porque le había mentido. Le había engañado mirándolo a los ojos, con aquella mirada brillante y triste.
—Mangel, la carta no está terminada. Ni siquiera tiene escrita hasta la mitad.— Fue lo único que dijo antes de hacerla una bola de papel, arrugando la mano en un puño y tirarla al suelo. Mangel solo se quedó allí, completamente estático, viendo a cámara lenta como aquel pequeño papel giraba y se movía hacia abajo, hasta finalmente tocó el suelo y se quedó allí, ambos mirándolo como si tuviese el secreto mejor guardado del mundo, la clave de la felicidad o la respuesta a preguntas que todos nos habíamos hecho alguna vez, aquellas filosóficas y que nunca tendrán respuesta.
Un suspiro cansado y un pestañeo rápido para eliminar la sensación de angustia por parte de Rubén segundos más tarde, fue todo lo que necesitó Mangel para reaccionar, pero entonces ya era demasiado tarde, por desgracia. Rubén había salido corriendo en la dirección contraria, y aunque Mangel no lo sabía, ni tan siquiera tenía rumbo fijo, pues no podía ir a su casa.
¿Cómo había pasado esto en cuestión de segundos? ¿Cómo habían pasado de decir que se cortarían una pierna por el otro, o que se hacían inmensamente feliz el uno al otro, a salir corriendo en direcciones contrarias? ¿Cómo había Rubén tirado al suelo aquello que le iluminaba su mundo por unos segundos, esas pequeñas notas que, aunque no lo sabía, le unían a su mejor amigo cuando lo sentía lejos por culpa de Alex?
Rubén se sentía tan mal que quería ahogarse. O dormir para siempre.
Mangel se sentía tan idiota, que quería esconderse en un armario y no salir para el resto de la eternidad.
![](https://img.wattpad.com/cover/33972912-288-k203419.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Letters. (Rubelangel)
Romance“Y hay tantas cosas que quiero decirte y no puedo... Soy un cobarde y por eso uso este medio. Te escribiré mis sentimientos a través de estas pequeñas notas que dejaré en tu casillero. Te quiero, Rubén, no lo olvides."