⚡︎ 𝐀 𝐒𝐢𝐧

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"Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad en la tierra, como el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Amén."


Sentías quemar cada que esas palabras salían de tu boca. Cada que la observabas esperando pacientemente por que la misa terminara, cada que te sonreía por los pasillos, cuando la veías en el jardín fumando un cigarrillo y como su vista se concentraba en lo ajeno, las personas pasando, las aves revoloteando en el lugar, insectos, todo lo que estaba fuera. Mientras tu vista solo se concentraba en ella.

Te causaba curiosidad como nunca ha querido salir del lugar desde que la acogieron. Es la única persona que se ha quedado tanto tiempo.

Cuando llegó, se notaba que no tenía mucho por lo que quedarse en este mundo, se veía apagada. Pero ahora, incluso si nadie de su familia o amigos la visitase, se notaba mejor.

Ella no creía en Dios, pero sorprendentemente era muy respetuosa con todas las hermanas, en especial con una. Tú.

La verdad es que cuando Ellie llegó, tu vida dio un giro. Estabas casi esperando por que Dios simplemente te llevara lo antes posible, pero apareció una chica tan misteriosa y divertida, que te arrepentiste de alguna vez siquiera pensar en tal atrocidad como la muerte.

Sin embargo, mantenías tu distancia. Habías escuchado muchas veces a las hermanas rumoreando sobre las cosas pecaminosas que había hecho Ellie en el pasado. Claro que no les prestabas atención, aun así no era por eso que la mantenías a raya. Sino porque ella causaba algo en ti que no podías explicar.

Hacía que tu estómago diera vueltas, que tu pecho se inflase, tus dedos cosquilleaban por acariciar su suave cabello y cuando ella no miraba, contabas las pecas que le llegaban hasta el cuello.
Lo que darías por ver las demás...

—Hermana—oíste llamar.

Volteaste tu mirada y te encontraste con aquellos ojos verdes, esos que no te permitían actuar correctamente y que te llevaban a pecar en pensamiento.

—Ellie.

—¿Se encuentra bien? La veo pálida—puso una mano en tu hombro.

¿Soy yo o me quema?

—Estoy bien, no te preocupes—aclaraste y quisiste huir de ahí, pero ella te detuvo.

—¿Me está evitando?—preguntó con sinceridad.

Esperaste unos segundos para responder parpadeando un par de veces por la sorpresiva, sin embargo, acertada pregunta.

—¿Por qué dices eso?—diste unos pasos disimulados, alejándote un poco de ella.

—Llevo días tratando de hablar con usted, pero nunca la encuentro. Y cuando lo hago, usted simplemente...se va—explicó.

—No es eso. He estado un poco distraída, es todo—le diste una pequeña sonrisa, tratando de bajar un poco la seriedad de la situación.

Ella te observó unos segundos, tratando de descifrar si tu excusa era en base a una mentira.

—Está bien. ¿Entonces puedo hablar con usted?

One shots|| Ellie WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora