☆ 𝐂𝐚𝐬𝐭𝐢𝐠𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐭.𝟐

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Ellie despertó la mañana siguiente con un fuerte dolor de cabeza y pequeños flashbacks de anoche. Se incorporó, sentándose en la cama y observó su mano adolorida. Masajeó su muñeca con una pequeña sonrisa apareciendo por la comisura de sus labios. Se sentía liviana aunque su cuerpo la estuviese haciendo pagar por ingerir alcohol. Recordó los últimos textos tuyos de anoche y sintió una punzada de culpa por haber estado tan cansada que olvidó responder. 

Tomó su móvil y al no ver nuevos mensajes tuyos, suspiró aliviada sabiendo que te habías dormido antes que ella y no notaste el gigante visto que te dedicó sin querer. 

Sin embargo, la ansiedad se volvió a hacer presente cuando recordó que la habías invitado a almorzar hoy. Ustedes nunca se habían juntado de día, o fuera del ambiente festivo de las reuniones en las que (calculadamente por Ellie), coincidían. Eso le ponía los pelos de punta. ¿Cómo se supone que debía actuar en una cita? ¿Contigo? ¡¿Estando sobria?! Necesitaba ayuda de una experta. 

Así que le escribió a Dina. 

Sin embargo, no tenía paciencia ni tranquilidad para esperar dos horas a que su amiga despertara, por lo que le marcó y en cambio la atendió una voz masculina bastante conocida. 

—¿Jesse?

—Dina está dormida, ¿qué pasa?—preguntó el chico con la voz más floja que podía existir. 

—Necesito hablar con ella—la chica rodo los ojos ante su amigo entrometido. 

—Vamos, lo que sea que le digas a ella, me puedes decir a mí también. Siempre me excluyen de sus cosas de chicas—hizo un puchero no visible para Ellie. 

Su amiga suspiró rendida, entendiendo su punto y confesó. —Tengo una cita.

Lo siguiente que oyó fue a Jesse gritándole a su novia para despertarla, alardeando sobre como por fin Ellie les estaba pidiendo ayuda con su vida amorosa. La misma se sonrojó y se arrepintió al instante cuando los dos, ya bien despiertos, le preguntaron de quién se trataba. Era obvio, ¿por qué preguntaban? ¿La querían torturar? 

Ella les dijo tímidamente que se trataba de ti escuchando chillidos por parte de Jesse y a Dina bufar, lo demás fueron unos murmullos poco entendibles, luego el intercambio de algo que sonaba como un billete. Le restó importancia y fue al grano que era su más grande preocupación. 

—¿Qué debo usar?


Al cabo de una hora, los novios se encontraban en su departamento con municiones. Dina llevó el armamento pesado, el maquillaje. Y Jesse un par de prendas para prestarle a la chica, ya que según él, su estilo era el de un viejo de campo en los ochenta. Para Ellie eso era un cumplido, ya que su estilo lo había heredado de Joel, su padre quien efectivamente vivía como señor de mediana edad en una época pasada. 

—No creo necesitar tanto de eso—apuntó al estuche de maquillaje de Dina, que tenía más cosméticos de los que podía nombrar. 

—Tranquila, lo traje más por mí. Vamos a salir a espiarte en tu cita—dijo tranquilamente.

—¡Dina!—reclamó el chico que estaba revisando el ropero de la pecosa para hallar algo decente. 

—Ah, cierto. Se supone que no debías saber. Ups—se encogió de hombros y soltó una risilla. 

—No los quiero ahí, solo me pondrán más nerviosa. Además si llega a pasar algo más...íntimo, no quiero que vean—se quejó ante la necesidad de sus amigos de tratarla como si fuera una preadolescente a punto de tener su primera cita y sus padres solo querían asegurarse de que saliera todo bien. 

One shots|| Ellie WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora