⚡︎ 𝐒𝐞𝐧̃𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚

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"Baby, P-E-RR-E-A-M-E. No tengas miedo que yo sigo en la pared, mmm. Ese gistro se te ve muy delicioso, oh my goodness...".

ad: mención de drogas y consumo.


Las fiestas nunca fueron el fuerte de Ellie. El socializar con extraños borrachos y sudorosos siempre fue algo que trataba de evitar a toda costa, pero a veces, el escapar de ciertas cosas te atrae más a ellas. 

Para ella, el tener problemas económicos durante sus estudios era una posibilidad que siempre tuvo en cuenta, lo que no tuvo en cuenta era que no podría encontrar un trabajo con buena paga, horarios ajustables y que le dejara tiempo libre. Claro, ahora que lo pensaba, sonaba muy idealista. 

Aun así, sorprendentemente, después de una búsqueda muy exhaustiva (solo le comentó a su amiga Dina su problema y ella no dudó en contactarse con algunos de sus conocidos), encontró lo que era el trabajo ideal, a excepción de un pequeño gran detalle. 

...

Su móvil no dejaba de vibrar con notificaciones de textos de números sin agregar, sin duda debía usar un celular prepago o algo así. 

—¿Entonces sí estarás en la fiesta? Brandy no deja de preguntarme—su amiga la distrajo de la pantalla la cual seguía brillando cada que llegaba un nuevo mensaje. 

—Sí. No creo tener otra opción. Tengo como a cuarenta imbéciles preguntando lo mismo—alzó el móvil a la vista de su amiga, la cual levantó las cejas en sorpresa mientras se cepillaba el cabello. 

—Genial, ya me gustaría tener a tantos chicos desesperados por mi presencia en una fiesta—bromeó volteándose de nuevo al espejo de la habitación que compartían.—No le digas a Jesse que dije eso-

—¿No decirme que dijiste qué?—entró el recién mencionado sin golpear y con dos botella de vodka, una en cada mano. 

—Nada, corazón—dijo rápidamente la chica, acercándose a saludar a su novio. 

—¿Están listas?—preguntó Jesse. 

Las dos asintieron y Ellie tomó su mochila donde llevaba, literalmente, unos cinco años en prisión. 

—¿Puedo guardar esto ahí? No nos dejan ingresar alcohol a la discoteca—preguntó el chico, refiriéndose a las botellas que colarían a la fiesta. 

Ellie pareció dudar un poco, pero terminó aceptando, de todas formas que la descubrieran con el alcohol sería lo más leve a comparación con el resto de cosas que llevaba. 


Al llegar al lugar, Dina corrió a la multitud bailante, Jesse la siguió algo tímido y Ellie se acomodó en una esquina donde pasara desapercibido para quienes no fueran clientes. 

Estuvo alrededor de una hora sentada en el mismo espacio, gente yendo y viniendo, dinero en su riñonera entrando y saliendo en forma de cambio y de vez en cuando, Jesse yendo a ofrecerle un vaso de vodka solo, a petición de la misma. 

Ya sentía el cuerpo un poco más ligero y la vista algo pesada, ahí fue cuando supo que el alcohol estaba haciendo efecto en su sistema y por suerte ya había pasado un buen rato desde que nadie se había acercado a comprarle, por lo que probablemente no tendría más clientes por la noche y había vendido más de la mitad de su carga. Se permitió relajarse y disfrutar de la música aunque no fuera su favorita. 

One shots|| Ellie WilliamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora