Tw: Sacerdote! Toji, torcedura alimentaria, crianza, sacrilegio, follar en una iglesia, posible mala manera de hacer una comunión, sexo vaginal y digitación vaginal
Summary: Nadie te creería si les contaras cómo conociste al sacerdote. Nunca podrían ver al hombre alto y musculoso en un club, entre todos los lugares posibles, compartiendo porros con un hombre mucho más joven.
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El recuerdo de frotarse contra su bulto creciente y de los besos llenos de humo invadieron tu mente mientras mirabas al sacerdote. Está a unos cuantos puestos de distancia hablando de cosas mundanas con un extraño, un panadero, crees, que le está mostrando a Toji sus nuevos panes artesanales y de masa madre para el día.
Cuando sus ojos se cruzan con los tuyos, sonríe. Paga una hogaza de pan antes de acercarse y, mientras te estrecha la mano, se inclina hacia tu oído.
—Sabía que te volvería a ver, pero mirarme fijamente no es de buena educación, recuerda —susurró. Tus piernas se vuelven gelatina y tu rostro arde de vergüenza mientras te das la vuelta. —P-perdóneme, padre —murmuras mientras te pones a juguetear en tu puesto. Se va con una risita antes de hablar con el siguiente comerciante.
Mientras vendes tus productos, lo único que sientes son sus ojos. Afilados como los de un lobo, que te devoran sin pudor. Pero no es como si fueras a rechazar esto, que un hombre tan deseable como él te mire con tanta avidez.
El evento se acerca a su fin y comienzas a recoger tu puesto. “Por favor, permíteme ayudarte”, dice de repente su ronca voz a tu lado.
Ahora lo miras bien y se te hace la boca agua mientras lo contemplas. Sus hombros anchos y su pecho ajustado dentro de su camisa negra abotonada, la forma en que su cuello se abulta ligeramente por el alzacuello, todo eso te hizo sonrojar. El recuerdo de cómo te había gruñido para que no le mordieras el cuello vuelve a aparecer, ahora solo quieres hacerlo más. Qué lindo se vería, piensas, con el cuello decorado con tus marcas. Parece leer tu mente; ya que se inclina más y toma algunas de tus velas.
“Si te das prisa te recompensaré”
Nunca habías hecho las maletas tan rápido como ahora.
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