¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Tengo edad suficiente para ser tu padre... No sé cómo accediste a salir conmigo".
Las palabras salieron de su boca antes de que se diera cuenta: él era tu abogado, pero también tu amigo, Hiromi tenía cuarenta y tres años y tú eras joven a sus ojos, ¡todavía estabas en la universidad! Pero eso no quitaba el hecho de que eras un chico atractivo e inteligente a sus ojos.
Y él... Él era un anciano con una crisis de la mediana edad.
Solo sonreíste diciendo que no tenías problemas con su edad y que era un caballero contigo ── lo cual era cierto, Hiromi ya tenía cabello blanco apareciendo en sus mechones al igual que su rostro estaba marcado por la edad, pero aún así era sumamente encantador, principalmente los músculos magros detrás del costoso traje que el abogado siempre usaba, dentro o fuera del bufete.
Lo cual te hizo tener todo tipo de pensamientos, excepto los puros.
Llegaste frente a tu hotel mirándolo seductoramente, sonriendo detrás de tu brillo labial mientras veías levemente una tímida erección en sus pantalones; suavemente le dijiste una dulce excusa, invitándolo a ir a tu suite a discutir sobre algunos papeles para un nuevo proceso con el que necesitabas su opinión... Obviamente fue una mentira cortés.
Él se quedó sin palabras mientras te miraba. La forma en que lo dijiste fue realmente seductora, casi como si le estuvieras emitiendo un aura dulce pero lujuriosa. Él quería follarte. Se sentía muy atraído por ti, tal vez por lo lindo y bonito que te veías.
Tragó saliva y finalmente habló una vez más:
"S-Sí... Con mucho gusto entraré para que podamos discutirlo..."
Mientras tus tacones hacían ruido sobre el suelo de mármol, el anciano te seguía mientras miraba tu trasero en el vestido corto de seda que llevabas. No pudo resistirse más. Necesitaba tu tacto, tu calor, tu dulzura... El pequeño espacio del ascensor le facilitó inclinarse y besarte con fiereza. Tus labios se sentían tan suaves, y la sensación de tu cuerpo contra el suyo lo excitaba aún más.
El abogado luego usó su dedo para acariciar tu clítoris mientras te besaba apasionadamente, disfrutando la sensación de tu coño mojado contra su polla dura.
"Qué niño tan travieso..."
Te susurró al oído, amando la sensación de tu fricción contra él y el sabor de tus labios.
"Maldito bebé..."
Luego deslizó su dedo dentro... Oh, se sintió tan bien. Estabas tan apretado y mojado, que lo excitaste aún más.
