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Al entrar puedo ver perfectamente 26 ojos mirándome. (Si has hecho bien el cálculo te habrás dado cuenta de que son 13 personas que me observan). Me pregunto si la profesora también se debe haber enterado de lo de Mauro y yo. Todos están susurrando cosas y yo me hago la tonta, una cosa que sé hacer muy bien ya que cuando estaba con Mauro todo el rato había gente cuchicheando a mi alrededor sobre nosotros. Me siento en mi sitio, al lado de Santi, que me mira con desprecio.

- Veo que ya ha llegado la rompecorazones de turno.- Dice él, mirando a sus amigos, mientras ellos se ríen.

Decido ignorarle, ya que si le respondo me voy a enrabiar muy rápido y no quiero perder los papeles, ya que parecerá que soy la ex loca, y ahora mismo no me apetece tener más etiquetas de las que ya tengo.

- ¿Qué, no piensas decir nada al respecto?- Insiste, queriendo hurgar en la herida.

Al final opto por contestarle, ya que si le sigo haciendo el vacío no me va a dejar en paz durante todo el día.

- No sé si lo sabes, pero decidió cortar él. Que ahora me venga al segundo a mis pies pidiendo perdón, que me echa de menos, no es mi puto problema, ¿Lo entiendes o te lo explico con dibujitos?- Le respondo con una mirada asesina.

Al instante me arrepiento. Me doy cuenta de que me he enfadado demasiado por un comentario de mierda y he subido demasiado el tono, estaba casi gritando. Toda la clase me observa, la profe incluida y yo me giro haciendo ver que busco la libreta en mi mochila y bebo agua para refrescarme.

Toda la gente vuelve a hablar y la profesora, Carmen, viene a mi mesa.

- If you have any problem, you can count on me, but please, don't do a hole show in the middle of the class.- Me dice, cosa que significa que si tengo algún problema, puedo contar en ella pero que por favor no haga un espectáculo en medio de clase.

Cuándo se va a su mesa, Santi se gira y me dice:

- Tampoco hacía falta ponerse así, hombre. Era una broma.

Veo que se está riendo. No le digo nada y me pongo a hacer las tareas que nos ha dicho Carmen. No llevamos ni diez minutos y ya me parece que haya pasado una semana entera. 

Dame otra oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora