Dame otra oportunidad

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Le devuelvo el beso aunque no lo debería estar haciendo. Dios, no recordaba que besaba tan bien. Pero de repente un gesto me hace parar de disfrutar del momento. Ha empezado con las manos en la cintura, pero ahora las ha bajado un poco y me ha empezado a acariciar más abajo, lo que vendría a ser el culo . Mierda, ¡¿Por qué cojones le he devuelto el beso?! Me aparto rápidamente.

- Mauro, no. No, no, no, no. No puedo. Lo siento.- Digo con lágrimas bajando por las mejillas.

- Ciru, venga ya, se notaba que te estaba gustando. He notado que tu corazón latía muy rápido.- Me contesta él, con su típica sonrisa.

Bajo las escaleras con paso acelerado, y voy al baño. Me encierro en un cubículo y noto que me entra el pánico. ¿Qué he hecho? ¿Por qué he dejado que me bese en primer lugar? ¿Por qué no lo he parado cuando me ha cogido la mano y me la ha acariciado?

Me acuerdo de muchos momentos de nuestra relación. Él siempre conseguía lo que quería. Sabía manipular muy bien.

Decido salir del cubículo y me limpio la cara. Al girarme para marchar, veo a Luke, uno de los amigos de Mauro. Me miro y veo que está nervioso.

- Sabes que este es el baño de chicas, ¿verdad?- Le digo yo, alzando las cejas.

- Sí, es que... se nos ha colado la pelota de fútbol... podrías...- Me dice él, incómodo.

Cojo la pelota con las dos manos y la lanzo. Me limpio las manos y veo que sigue allí, quieto.

- ¿Quieres algo más?

- ¿Estás bien?- Me dice, mirándome a los ojos.

- Sí. ¿Por qué me lo preguntas?- Le contesto.

- Porque no lo parece, sinceramente.

Se va sin decir nada más. ¿Y él qué sabrá de mi estado emocional? Es un cretino, como todos los amigos de Mauro.

Sin embargo, no puedo evitar sentirme un poco feliz. Es el único amigo de Mauro que no me ha dicho nada negativo. Me voy del baño pensando en todo lo que acaba de pasar.