Dame otra oportunidad

26

Abro los ojos. Y lo veo. Veo a Luke cojiendo a Mauro por los brazos, apartándolo ligeramente de mi. Como quedo desinmovilizada puedo darle un empujón lo suficientemente fuerte para que se desequilibre y yo pueda huir de estar delante de ese monstruo. Veo como Mauro intenta encarar a Luke. No se como va a acabar eso y no se si lo quiero ver. Yo solo quiero hacer una cosa. Estar en casa. En mi cama. Dormirme y despertarme de esa pesadilla. Pero mis piernas no obedecen.

- ¡Claudia! Escapate. ¡Venga! Sal antes de que las cosas vayan a peor.- Grita Luke, con desesperación en su voz.

Ahora si que me obedecen. Corro. Corro como si no hubiera un mañana. Estoy a punto de cruzar la calle, pero tengo una sensación y necesito girarme. Mauro y Luke se estan peleando. Pero no puedo volver. No puedo. Casa, solo quiero ir a casa. Corro más, con el pelo pegandose en mis mejillas por el agua de las lágrimas. Una señora mayor me para.

- Chica, ¿va todo bien? ¿Necesitas algo?- Me pregunta, preocupada por mi.

Yo estoy sollozando, no puedo hablar. Tampoco sé lo que necesito. Hasta que me doy cuenta de que han pasado veinte minutos desde que he salido del instituto y mis padres se estarán preocupando por mi, ya que no saben donde estoy.

- Puedo... ¿Puedo usar su móvil?- Pregunto, con aún más lágrimas cayendo de mis ojos.

- Claro que sí, jovencita.- Me dice la señora, mientras saca su móvil de la bolsa.

Marco el número de mi madre. Cuando suena el tercer "piiiii" me lo coje.

- ¿Diga?

- ¿Mamá?

- ¡Por dios, Claudia! ¿Dónde estás? Tu padre y yo estábamos a punto de ir al instituto.

- He... he tenido un contratiempo. Llegaré dentro de cinco minutos o así. Lo siento mamá.- Digo, entre sollozos.

- Claudia, ¿estás bien? ¿Desde dónde llamas?

- ...

- ¿Claudia

- Ahora nos vemos, mamá.

Cuelgo la llamada y le devuelvo el móvil a la señora.

- Muchas gracias.- Me doy la vuelta y sigo andando.

- Me llamo Rita, por cierto.- Dice.

Me hace gracia el comentario, me giro y le sonrío.

- Yo Claudia.

- Claudia, recuerda. La herida se acaba de hacer. Está sangrando. Pero para que no se infecte necesita que le toque el aire, ya que si pones una tirita no se va acabar de formar la costra.

Lo pillo a la primera. Se está refiriendo que lo que acaba de pasar es muy reciente, pero lo tengo que contar a la gente para que se cure. No me lo puedo quedar para mi. Y seguramente tiene razón.