Dime Quién Eres

Parte 2 ~ El Reflejo de la Pasion

Cuando el cielo comenzó a teñirse de tonos oscuros, Luka la invitó a su barco, un lugar que albergaba todos los recuerdos de su infancia, como si cada rincón estuviera impregnado de las historias que habían moldeado su vida.

Al llegar, Marinette quedó maravillada por la atmósfera mágica que Luka había creado con tanto esmero.

Suaves luces colgaban sobre la cubierta, lanzando un brillo cálido que se reflejaba en las aguas tranquilas que rodeaban la embarcación.

Una mesa delicadamente dispuesta les esperaba, adornada con una cena preparada al detalle, mientras una melodía suave flotaba en el aire, envolviéndolos en un abrazo de serenidad.

La sonrisa dibujada sobre el frágil rostro de Marinette permanecía intacta y honesta.

-Y bueno, esta es nuestra última parada -dijo Luka, rompiendo el silencio con una sonrisa suave. -Espero que todo esto te haya gustado, Marinette.

-Todo ha sido tan perfecto, Luka -respondió ella, con los ojos brillando de emoción y gratitud.

Marinette lo miro a los ojos, sintiendo el corazón latiendo con fuerza, y sin pensarlo dos veces, se inclinó para depositar un beso tierno en su mejilla.

El gesto, cargado de agradecimiento y afecto, dejó en el aire una promesa no dicha, una sensación de conexión que trascendía las palabras.

Durante la cena, sus manos se encontraban ocasionalmente en un roce suave y electrizante, como si cada toque despertara una corriente invisible que recorría sus cuerpos, intensificando el vínculo que se estaba formando entre ellos.

Luka no podía apartar la mirada de Marinette, la contemplaba como si ella fuera la única persona en el mundo, como si nada más importara.

Sus ojos, llenos de un deseo profundo y una ternura indescriptible, hablaban más que cualquier palabra.

Mientras conversaban y reían, el tiempo parecía desvanecerse, perdiendo toda importancia frente a la compañía que compartían.

Cada minuto que pasaba estaba cargado de una complicidad creciente, de una conexión que solo ellos podían entender.

-¿Sabes? -dijo Luka de repente, su voz suave pero llena de emoción.

Sus palabras parecían estar cargadas de un significado más profundo, como si cada una estuviera cuidadosamente elegida.

-Nunca pensé que alguien como tú estaría aquí conmigo, compartiendo este lugar que significa tanto para mí. Eres...

Hizo una pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía, pero al final, comprendió que no había necesidad de adornarlas.

Lo que sentía era demasiado puro, demasiado real para ser cubierto con artificios.

-Eres todo lo que siempre he querido- finalizó, dejando que la sinceridad de su declaración llenara el espacio entre ellos.

Sus palabras resonaron en el aire, encontrando eco en el corazón de Marinette, quien lo miraba con una mezcla de asombro y emoción, comprendiendo en ese momento la profundidad de lo que compartían.

Marinette sintió cómo su corazón se aceleraba ante la confesión sincera de Luka, como si cada palabra hubiera despertado algo profundo en su interior.

Sus manos temblaban ligeramente, no por miedo, sino por la avalancha de emociones que la embargaban, esas que no podía ni quería contener.

Con un gesto suave pero decidido, tomó la mano de Luka, entrelazando sus dedos con los de él, creando una conexión tangible que reflejaba lo que ambos sentían en ese instante.