Aprendí.

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Dicen que el diablo sabe mas por viejo que por ser el dios de todos nuestros males. Que todo es blanco o negro y que los gatos negros y los espejos rotos dan mala suerte. Que todo lo que sube baja y que enamorarse es lo mejor que le puede pasar a alguien y por eso todos buscan el amor. Que alguien suicida solo es alguien loco y trastornado que no merece la pena, que se cura con no cortarse. Que la anorexia se supera comiendo y la bulimia dejando de vomitar. Se creen que lo saben todo, como si hubieran vivido todos y cada uno de los infiernos.

Pero yo me he dado cuenta en este tiempo de que no es asi.

Que el diablo no creció con años, que se crece a base de palos. Y que no es un hombrecillo rojo pequeño con cola y cuernos. Puede ser hermoso. Porque el demonio es un ángel caído y solía ser el favorito de Dios. Que no todo tiene que ser blanco o negro, tambien puede ser gris, que existen mezclas y terminos medios. Que quizá mi buena suerte esté en los espejos rotos y en los gatos negros. Que no todo lo que sube baja, que se puede quedar arriba. Que a veces lo que va no vuelve. Que el amor no debe ser buscado simplemente encontrado pero nunca es para siempre  y tampoco existe el hasta nunca. Que siempre el resultado de enamorarse es un corazón roto. Que los suicidas son(somos) ángeles que quieren(queremos) volver al cielo, pero algo hay que nos lo impide. Que los cortes no son para llamar la atención. Que la anorexia no se cura comiendo sino con cariño, que dejar de comer solo es un síntoma de un transtorno que nos hace sentir vacios y la bulimia no es solo vomitar. Es encontrar placer en la comida y arrepentirse. Sentirse inútil hasta el punto de darse atracones y vomitarlos. Que detras de una sonrisa puede haber muchas lágrimas y que... las palabras matan como las balas.

Es todo lo que he aprendido este tiempo, y sé que me queda mucho mas por aprender.

Calum me ha ayudado mucho, cuando me sentía débil, enferma y vulnerable y es que lo era.

Voy dando pasos lentos, firmes y de alguna manera tristes.

Contemplo las flores de alrededor.

Las risas de los niños y el llanto de una niña a la que se le ha caído el helado.

Olor a verano. Al césped de las urbanizaciones más cercanas con piscina.

El sabor a sal de Mayorca inunda mis fosas nasales al inspirar lentamente algo de aire fresco.

Voy llegando a la playa, al lugar donde he quedado con Calum.

No sé que quiero, ni quién soy. Solo sé que he engordado y ya. Ni siquiera me importa. También sé que estoy mal y que el suicidio ha pasado varias veces por mi cabeza. Pero hay alguien, alguien que me hace quedarme.

Ese alguien es Calum.

Me quito las sandalias antes de pisar la arena, con cuidado de no levantar demasiado la falda de mi vesido azul cielo con pequeñas flores rosas con hojas verdes, y recoloco el cinturón de él. Muevo mi brazalete y pulseras doradas, fucsias y celestes mientras oígo las olas.

Tras unos minutos caminando en contra del viento por la cálida arena de la playa veo a calum sentado en la arena cerca de la orilla.

Me aproximo y le tapo los ojos.

–¿Quién soy?
–La chica que me hace sentir el más afortunado del mundo.

Me agacho hacia el y le beso. Nos tumbamos abrazados en la arena.

–Escucha. Tengo que decirte algo importante.

Can you stop my anorexia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora