El sol dio por completo en la cara de Awilix antes de que pudiera abrir los ojos. La chica yacía en el suelo con un intenso dolor recorriendo por todo su cuerpo, tensando sus músculos, Awilix abrió sus ojos con delicadeza tratando de acostumbrarse al sol.
—¡Awilix! —la voz de Quetzaly asusto a Awilix. —¡Despertaste!
—¿Quetzaly? —pregunto Awilix con un hilo de voz, confundida. Levantándose sobre sus codos para observar.
—¡Si!
—¡Awilix! —Eros llego a su lado con un pequeño baso de agua, Diego y Santiago llegaron junto a Eros. —¿Estas bien? —cuestiono él arrodillándose a su lado.
—Ah... yo bien... —mencionó ella aun confundida. —¿Qué paso? —cuestiono ella.
—Hoy en la noche llego una camioneta y dos personas te dejaron aqui. —respondio el chico de cabello largo. —¿Recuerdas algo?
—Yo... estaba en el bosque tranquila, llego un infectado y luego una criatura gigante y...
—¿Por eso la herida en la pierna? —Eros señalo su pierna izquierda.
Awilix bajo su mirada a su pierna izquierda. Tenia un gran rasguños, el pantalon estaba abierto y con manchas oscuras de lo que supuso que era la sangre. No había visto ni sentido la herida hasta aquel momento. La castaña asintió levemente.
—S-si... —tartamudeo ella asintiendo levemente. Alzo la vista y tomo aire. —Me escondí en una pequeña casa y supongo que me quede dormida o perdí mucha sangre.
—La Casa Trece te trajo. —comentó Santiago.
—¿Cómo estas seguro? —pregunto Diego.
—La camioneta lo decía.
Eros suspiro.
—Ven, vamos adentro. Él sol te hará daño. —Eros tomo la mano de Awilix incitándola a levantarse.
Awilix se levanto con la ayuda de Eros. Comenzó a cojear levemente, recargándose en Eros para poder caminar rápidamente a la cabaña. Citlaly iba saliendo de esta, su mirada se topo con la de Awilix, sus ojos claros reflejaban cierta burla hacia la castaña, como si hubiera ganado una competencia, pues la chica había permanecido menos de dos días fuera. Awilix rodó los ojos y paso hacia la cabaña, se sentó en el suelo mirando a Citlaly, quien no había dejado de mirarla con burla hasta que Eros salió.
Diego y Quetzaly llegaron corriendo a su lado, ambos sosteniendo un par de hojas.
—Dice Santi que esto te ayudará. —mencionó el chico. Ambos menore se sentaron a sus lados. —¿Cómo es allá afuera?
—La naturaleza esta en todos lados. —respondió ella tomando las hojas de los dos chicos y agrupandolas para ponerlas sobre su herida. —Parece un lugar magico, pero es muy peligroso.
—¿Y la criatura que viste? ¿Como era? —preguntaron los menores al uniso.
—Bueno, era enorme. —comenzó a buscar las palabras para descubrir a la criatura sin asustar a los menores. —Escurria un liquido verde radioactivo que parecia dejarte ciego. Sus patas eran cortas pero sus brazos eran muy largos y ni hablar de sus ojos o su boca. ¡Era horrible!
—¡Suena espantoso! —grito Quetzaly.
—¡No, suena genial! —contradijo Diego.
Awilix rio.
—Era horrible, pero genial. —menciono ella. —¿Por qué tanto interés?
—Queremos saber como es allá afuera e imaginar como era antes. —contesto Diego.
Awilix sonrió, mirando a ambos menores quienes jugaban con la tierra del suelo, tenían una gran sonrisa en su cara.
—Yo tampoco lo conocí, pero ¿saben? Yo suelo imaginar que las partes donde habitamos eran los lugares mas vacíos y tranquilos del mundo y todo lo demás eran ciudades gigantes, como las que los libros nos cuentan.
—Nunca leí uno. —dijo Quetzaly. —¿Cómo eran?
—Mmm, dicen que las personas habían pasado de tener casa propia a departamentos pequeños y solo si tenias el dinero suficiente podrías conservar tu casa propia, por lo que la ciudad había sido tomada por edificios de diferentes tamaños, en México había comenzado una gran sobrepoblación que tuvieron que llegar a eso. Por eso yo creo que si construyésemos un gran mirador veríamos enormes edificios llenos de naturaleza.
—¡Eso suena genial!
—¡Deberíamos hacerlo!
Awilix suelto una pequeña risa.
—Mmm, no creo que sea posible, pero sería estupendo. Vengan, vayamos afuera.
—No, el sol te hará daño. —mencionó la chica.
Ander, Eros y Santiago entraron, Ander cargaba un par de manzanas y Eros y Santiago vasos de agua. Ander le dio una manzana a cada uno de los tres que estaban sentados.
—Gracias. —murmuró Awilix tomando la manzana.
—¿Entonces? —Ander la miró, intrigado. —¿Crees que hay esperanza allá afuera para un mejor mundo?
Awilix lo miro.
—Tal vez. —mencionó en un susurro tomando uno de los vasos que Eros le ofrecia. —Gracias.
—¿Es muy feo allá afuera? —pregunto Santiago.
Awilix negó rápidamente.
—No, no lo es. Tiene su belleza, naturaleza real.. es peligroso, pero es muy bello.
—¡Y la criatura que vio era enorme y horrible! —grito con emoción Diego.
—¿Viste una criatura? —cuestionaron los tres chicos a la vez.
—Si, les contare despues. —dijo ella, levantándose del suelo con cuidado. —¿Aun tienen comida? Quiero algo mas rico.
—¿Qué es más rico para ti? —preguntó Citlaly llegando a la cabaña.,
—No lo sé, tal vez un pez sepa mejor. —respondió. —Y apuesto a que hay miles aquí, tenemos el único mar no contaminado, muchos animales marinos debieron haberse mudado hacia acá. De todo, incluso tiburones.
Ander la detuvo.
—Seguro que si, tal vez hay algo más rico en el mar, pero hoy debes descansar. —dijo Ander, deteniendo la caminata de Awlix.
La chica rodó los ojos.
—Aún es temprano, tengo tiempo para descansar.
—No vas a ir hasta el mar con esa pierna. —Ander señalo su herida. —Así que siéntate, acuéstate y descansa, me lo agradecerás después.
Awilix bufo.
—Bien. —menciono con flojera, regresando a su lugar.
ESTÁS LEYENDO
El Desafío De Los Desterrados (Libro 1, 2, 3 y 4)
Science FictionEl mundo esta completamente destruido por guerras y problemas ambientales. México se encuentra bajo un gobierno opresivo de científicos que buscan una manera de revertir todos los problemas del mundo y políticos que mantienen ciegos a las personas c...