6.- La noche de la inquietud

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Whis salió de la habitación de Mojito, sintiendo una mezcla de frustración y preocupación. Sabía que era irresponsable de parte suya preguntarle a su hermano a cerca de la muerte de Merus, pero ya lo había hecho. Solo esperaba que su irresponsabilidad no lo llevara a nada malo. Mientras caminaba por el pasillo del manicomio, Whis se detuvo frente a una ventana y miró hacia fuera. La oscuridad del exterior parecía reflejar su estado de ánimo. De repente, resonaron en su mente las palabras angustiadas de Mojito: “No puedo, Whis. No puedo decirte más. Ella me dijo que soy malo... ¿Me dejarás de querer?”

Whis se paso la mano por la cara. Ya estando fuera del manicomio decidió regresar a su casa y reflexionar sobre lo que había sucedido. Al llegar a su casa, Whis se dirigió directamente a su habitación y se acostó. Cerró los ojos y se entrego al sueño.

De repente, escuchó una voz. Era la voz de Merus.

—Whis, no te fíes de ellos —dijo la voz.

Whis se despertó, miro a los costados y no vio nada luego se levantó de la cama. La voz de Merus resonaba en su mente. Pero ya no era una sorpresa para el, de alguna forma se estaba adaptando a esa extraña sensación.

Decidió bajar a la cocina a buscar un vaso de agua para calmar su sed y clarificar su mente. Al pasar por la habitación de su padre, notó que la puerta estaba abierta. Se detuvo y miró dentro. La habitación estaba vacía.

Extrañado, Whis se acercó a la ventana y escuchó. El sonido del auto de su padre se alejaba en la distancia. Whis se asomó por el balcón y vio los faros traseros del auto de su padre desaparecer en la oscuridad de la noche. ¿Dónde podría estar yendo su padre a estas horas? Whis sintió una sensación de inquietud. Su padre nunca salía solo de noche sin decir nada. No quería sospechar lo peor, pero la sensación de inquietud crecía en su interior. Decidió hacer una llamada a su hermano mayor, Sour.

Sacó su teléfono y marcó el número de Sour. La llamada fue atendida después de varios timbres.

—¿Whis? ¿Qué pasa? —preguntó Sour, su voz ligeramente somnolienta.

—Sour, papá acaba de salir de la casa en su auto. No sé dónde va —dijo Whis.

Hubo un silencio al otro lado de la línea.

—Desconozco si padre tenía algún asunto. Pero voy para allá —dijo Sour finalmente.

—Gracias, Sour. Estaré atento si padre llama  —dijo Whis

Sour asintió antes de colgar.

Whis se sintió un poco mejor sabiendo que Sour estaba en camino. Tal vez juntos podrían descubrir qué estaba sucediendo. También podría llamar algunos de sus hermanos, la siguiente en contestar fue margarita. Después de unos breves intercambios de diálogos.

—Whis, asegúrate de avisar a los demás —dijo Margarita antes de colgar.

—Sí, claro —respondió Whis, sabiendo que debía informar a sus hermanos.

Whis comenzó a marcar los números de sus hermanos. Primero llamó a Martinu, Awamo, Cognac, Comphri y Cukatail, los más jóvenes.

—¿Whis? ¿Qué pasa? —preguntó Martinu, siempre alerta.

—Papá acaba de salir de la casa en su auto. No sé dónde va —explicó Whis.

—Voy para allá —dijo Martinu.

Whis repitió la misma conversación con Awamo, Cognac, Comphri y Cukatail. Todos estuvieron de acuerdo en reunirse en la casa.

Luego, Whis decidió llamar a sus hermanos mayores, Cus, Vados y Korn.

—¿Whis? —respondió Cus, su voz firme.

—Papá acaba de salir de la casa en su auto. No sé dónde va —dijo Whis.

—Estoy cerca. Llegaré pronto —dijo Cus.

Whis llamó a Vados y Korn, y ambos prometieron llegar lo antes posible. Mientras esperaba, Whis no podía sacar de su mente la sensación de que algo no estaba bien. La oscuridad de la noche parecía cerrarse sobre la casa, y Whis se preguntó qué secretos se escondían en las sombras mientras esperaba en la sala, escuchando los sonidos de la noche. De repente, creyó ver una figura familiar en el pasillo.

Merus.

Whis se levantó de su asiento, su corazón latiendo rápidamente. ¿Era posible? Se acercó al pasillo, y la figura siguió adelante, sin mirar hacia atrás. Llevaba un pijama celeste, igual al que Merus solía usar. Whis se sintió confundido. ¿Estaba viendo cosas? ¿Era un recuerdo? Siguió a la figura, que se movía con pasos ligeros y silenciosos. Llegaron a la habitación de Merus, y la figura desapareció dentro. Whis se detuvo en la puerta, su mano en el picaporte. ¿Debía entrar? La voz de Merus resonó en su mente: “No te fíes de ellos”. Whis se estremeció. ¿Qué significaba eso? Tomó una decisión y empujó la puerta. La habitación estaba vacía.

En el manicomio, Mojito se sumió en un estado de ansiedad y terror después de la visita de Whis. La mención de Merus lo habían sacado de su equilibrio emocional. La misma figura espectral que lo visitaba cada noche se hizo presente con las misma palabras de siempre “Eres malo, Mojito”.

Mojito se estremeció. Se agarro la cabeza sintiendo esas palabras, palabras que eran ciertas. Sabía que “ella” estaba involucrada en la muerte de Merus, y que él había sido testigo de algo que no debía haber visto. Pero eso nadie lo sabía más que él. Y eso por ahora aseguraba su vida.

Mojito comenzó a dibujar de nuevo. Esta vez, dibujó una figura que representaba a “Ella”. Junto a ella, dibujó 2 figuras más. De repente, Mojito escuchó pasos fuera de su habitación. Escondió la hoja bajo su almohada junto a la otra hoja que había dibujado. Se levantó de la cama y se acercó a la puerta, con el corazón latiendo a toda velocidad.

"Ella", susurró, con miedo. La puerta se abrió, y era su enfermera quien entró en la habitación.

—Buenas noches, Mojito —dijo

Mojito se relajó un poco, pero su mirada siguió fija en la puerta al no ver a “Ella” sino a su enfermera. Quien le dio unas suaves caricias para que se durmiera, como siempre lo hacia cada noche desde que había ingresado al manicomio.

Whis bajo a la sala al escuchar el timbre sonar y al abrir vio a todos sus hermanos ahí.

Continuará...

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