Con las manos en las tiras de la mochila que colgaba tras sus hombros caminaba ansioso a la oficina del director, lo habían mandado a llamar y su inquietud se debía a que su amigo Joel no había tardado en ilusionar de que una habitación de los departamentos universitarios se había liberado.
—Por favor, por favor —rogó internamente y mordió su labio inferior mientras giraba la perilla.
—¡Bienvenido, Colón! —alzó sus manos el director —. Toma asiento.
Asintió y se ubicó frente al escritorio con sus manos temblando, ver al director caras cara siempre era algo para peligrar su ritmo cardíaco, sin importar la razón.
—Bueno, imagino que te das una idea de por qué te cité.
—La verdad, no lo sé. —sonrió apenado.
—Muy bien, muy bien. —asintió revisando su computadora, observó de reojo cómo Erick apretaba sus uñas contra su jean —. No muerdo, Colón. Puedes relajarte, no te invité para castigarte o algo de eso. —rió divertido, el nombrado sonrió aún nervioso.
El alumno miró a su alrededor apreciado los honoríficos y títulos del director, también viendo con detalle fotos que parecían ser de su hija o sobrina.
—Bueno, Colón. Supongo que te enteraste que ayer el alumno Gabriel Collins renunció a su beca —asintió —, su habitación quedó libre así que te cité para que la ocupes con total libertad, ya que, eres el primero en la lista de espera.
Sus ojos se iluminaron y su actitud nerviosa se marchó para dar paso a una totalmente ansiosa y alegre.
—¡Gracias, muchas gracias! —tomó su mano y la estrechó.
—Tranquilo —rió correspondiendo —, por lo que vi, eres de bastante lejos de la universidad así que trae tus pertenencias cuando gustes, por mientras —retiró una llave de su cajón y se la entregó —, puedes instalarte.
Erick admiró el objeto en sus manos con destello.
—Tienes un compañero de cuarto, por supuesto. No recuerdo su nombre, algo de... ¿Cristian... Chris... ? —rascó su nuca —, pero de seguro será más grato conocerlo por tu cuenta.
—Claro, muchas gracias otra vez.
—Un placer —respondió amable —. Puedes retirarte.
Abandonó la oficina y caminó por los pasillos con miles de imágenes sobre su estadía en la universidad, sobre el tipo de amistad que deseaba tener con su compañero de piso, sonreía bobo por su imaginación.
Llegó a su piso y número de cuarto, suspiró firme e introdujo la llave, giró y abrió.
El brillo de sus ojos se impregnó en su totalidad al ver las paredes beige, la tele de fondo y el sillón bordo frente a él. Admirando el gran ventanal poco escondido por las cortinas blancas.
Su vista se dirigió a una sombra visible de reojo, encontrándose con un muchacho castaño con un plato hondo en sus manos, tenía el extremo de sus labios manchado y se limpió al instante en que lo notó.
—¡Hola, soy Erick! —saludó y antes de hacer un paso el chico lo miró de pies a cabeza y se perdió por un pasillo, dejándolo perplejo en su lugar, con la mano extendida al aire.
—Tu habitación es la derecha. —y se escuchó un portazo.
Alzó su ceja confundido, tragándose sus fantasías.
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Dulces Latidos : Chriserick
Teen FictionLos dulces latidos entrelazados de dos universitarios que deben aprender a conocerse, ¡Tan difíciles son! By: Pendejo4ever.