Erick, ¿Qué te sucede?

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Una semana había pasado y ninguno fue capaz de intentar remediar lo sucedido, estaban ambos tan creyentes de su realidad que no querían ver más allá.

Christopher aceptó que no era bienvenido.

Erick aceptó que por más que insista, no habrá recompensa.

—Erick hoy hay una fiesta en casa de Catalina, que como no vive en los departamentos porque tiene una casota enorme —alzó el puño, sumamente envidioso —, le va a dar uso para una reunión... —rió emocionado.

—Qué bien.

Joel alzó una ceja confundido.

—¿"Qué bien"? Tú te vienes conmigo. —el menor separó sus párpados, no comprendiendo.

—¿¡Yo!? No, estás loco. No quiero.

—¡Erickííín, por favooor!, no puedes quedarte todo el día tirado a llorar por ese imbécil. —el nombrado se encogió de hombros, seguía triste por lo que pasó con Damián, pero más solo se sentía de no poder fingír felicidad junto al castaño que tenía de compañero.

—No quiero.

—Sólo un rato... —rogó.

—Ya me escuchaste.

—Zabdiel irá y no quiero ír solo.

—¿Pero no son novios? Vayan juntos. —Joel escupió la bebida que traía en manos.

—¡Aún no somos NOVIOS! —aclaró y le dió un escalofrío de emoción—. También, ¿No lo entiendes? Se supone que íremos a parte y nos encontraremos en medio de la pista totalmente enamorados y bailaremos felices de haber coincidido... —fantaseó y se perdió en su mente.

—Bueno... y cuando se "Encuentren casualmente", ¿Dónde quedaré yo?

—El amigo de Zabdiel irá. ¿No es tu compañero de piso? —Erick carrespeó al oír aquello, tal vez sería un plan maestro, una idea deslumbrante de no ser porque hace una semana no se hablaban.

Sin embargo, tampoco quería darle explicaciones a Joel al respecto, después de todo no era para tanto, ¿Verdad? No se conocían hace más de un mes... y algo... de muchas películas, charlas en la madrugada, sonrisas agradables de un chico que solía ser muy amargo... nada importante, no, claro que no.

—Está bien, entonces.

—¡Fantástico! —gritó y abrazó al más bajo, estrujándolo con fuerza mientras su compañero se retorcía de disgusto.

El día se pasó volando, Erick no paró de distraerse en sus clases en un fuerte arrepentimiento por haber aceptado, ¿Qué sería de él en la noche?

Por otro lado, las piernas de Christopher no paraban de temblar debajo de su pupitre, inseguro, no entendía por qué tanta emoción por que la noche cayera, creía que sería más fácil volver a charlar con Erick si era por medio de esa fiesta, podrían volver a hablarse como antes.

Ahora aceptaba ese pensamiento porque su emoción era más grande, sin importarle que mañana se avergonzaría de ese sentimiento, por hoy ignoraría su dicha de "No necesito nuevas personas en mí vida".

Las clases finalizaron y ambos salieron al mismo horario, sin encontrarse mutuamente, marcharon a ritmos diferentes.

El menor cruzó la entrada del departamento y buscó prendas extravagantes en su clóset, maldiciendo por no poder decidírse por ninguna.

Esperaba escuchar el crujido de la puerta principal en cualquier momento, y sus nervios incrementaban pegando fuerte a su corazón de sólo imaginarlo, mas, aunque esperó y esperó inclusive ya vestido Christopher nunca llegó, algo que de sierto modo perturbaba sus fantasías sobre la fiesta, ¿Dónde estaba?

Dulces Latidos : ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora