Christopher

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El castaño comía cereales solos mientras miraba televisión, iban a pasar maratón de John Wick y él no podía perderse eso.

De pronto la puerta fue abierta y miró confundido, encontrándose con un Erick batallando mientras una gran maleta iba barriendo el piso, arrastrada.

El ojiverde la introdujo hasta la cocina y regresó a la entrada para batallar con otra aún más grande, maldiciendo y reclamándole a Dios en voz alta tener que estar padeciendo ese dolor.

Dejó ambas en la cocina y enderezó su espalda, fue hasta la alacena y tomó un vaso, abrió la heladera y sacó la leche. Colocó ambos sobre la mesada e iba a servir pero vio una sombra de reojo y levantó la mirada alarmado.

—¡AHHH! —gritó y llevó una mano a su pecho fijándose su ritmo cardíaco, los pelos de la piel se erizaron tal cual cuerpoespín —¡Dios! ¿Por qué no dices algo? —reclamó apretando sus párpados y una corriente pasó por lo largo de su espalda.

El castaño rió silencioso y volvió a mirar la televisión.

—¿Ya comiste? —preguntó Erick analizando el paquete de cereales dulces que el otro tenía en sus manos, ya casi vacío...

Arqueó una ceja ante la pregunta de su compañero de piso, ¿Había necesidad de ser tan entrometido?

Decidió mejor no responder, él no quería entablar conversación alguna. Erick suspiró y terminó de preparar su leche.

—Bien, Christopher, sé que te comieron la lengua los ratones y no creas que muero por hablar contigo pero hay un PLATO bastante... SUCIO modelando en el fregadero.

El nombrado contorsinó su rostro en sorpresa, ¿¡Cómo sabía su nombre!?

Y además, ¡¿Cómo podía acusarlo de tal manera?!

—Yo no fui.

—¿Y entonces? —replicó y posó las manos en sus caderas, palmeando el piso con un pie.

—Fuiste tú.

—¿Yo?

—En la mañana.

—¡Yo no... —con una mano en su barbilla hizo memoria, recordando que apenas se levantó antes de salír había preparado un panqueque.

Christopher asintió al verlo sonrojarse y volvió su atención al televisor.

Se escuchó el fregadero y Erick tomó lugar a su lado.

Ambos en silencio, uno terminaba su cereal y el otro saboreaba cada gota de leche.

—Oh, ¡John Wick! —comentó el ojiverde al ver el la primer película empezar, friccionó sus palmas emocionado.

Se pasaron el resto de la tarde mirando, al principio, Christopher estaba desconforme con pasar el tiempo con Erick pero de irse a su cuarto se perdería la saga y no podría perdonarse.

—Qué gran actor. —comentó Erick abriendo un paquete de cereales, el castaño sólo lo miró de reojo hasta que le extendió el paquete, volteó sorprendido pero el otro no despegaba la mirada de la pantalla. Tomó un poco y comió.

La saga finalizó a las ocho de la noche y el ojiverde aplaudió.

—¡Aplaude, Christopher! —junto sus manos esperando a ver qué hacía el castaño, quién solo lo miró y por un segundo Erick vio los avellanos ojos de su compañero.

El pálido se puso de pie y caminó a su cuarto.

—¡Qué aguafiestas!

Se escuchó el portazo y Erick rió sin moverse del sillón.

Dulces Latidos : ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora