Jonathan contra Jonathan

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Pasan los días y el americano aun siente dolor en todo su ser, a pesar de que su comportamiento esta calmado y siente cierta paz no deja de preocupar todos los involucrados y es vigilado a distancia por Elena.

_¿Qué tanto le ves a Jonathan?

_¡Hola, tío! Me preocupa su tranquilidad, no ha hablado desde hace una semana solo se la pasa de un lado a otro y casi todo el día en ese árbol.

_Me extraña que Darío no este documentando.

_Fue a ver a papá. Tío Ciro ¿por qué papá no regresa con nosotros?

_Ni yo sé, creí que lo habíamos ayudado lo suficiente, tu papá amaba tanto a tu mamá que su perdida lo dejo mal – se señala su cabeza- _ debe buscar una nueva pareja, ella y solo ella lo va a volver cuerdo de nuevo.

_¿Cuerdo? No sabía que estaba loco.

_Su lazo lo rompieron el día que asesinaron a tu madre si hubiera sido muerte natural no hubiera perdido el deseo de vivir. Es cuestión de paciencia hija, algún día tu padre volverá hacer el mismo de antes – la abraza- no dudes que te ama, pero su dolor lo consume.

_- Tío y sobrina sé quedan abrazados viendo al americano- _ ... Siempre hace eso, se levanta enojado y grita, dice unas palabras, pero no sé qué dice.

_"Tłʼééʼtsoh daʼniłnid, ndagaʼdi shił naʼnisdzo" (Maldita sea no logro concéntrame)

_Lo escucha tío, no entiendo ni una palabra.

_"Yá'át'ééh łigaii, diní daʼniłnid, shimá dóó y abuela baa hozhoniłnid, tʼáá íiyisíí daʼdoołkahgo tłʼééʼtsoh yił yiníłʼį́" (Tranquilo blanco, tú puedes, tu abuelita te enseño bien y si no lo logras mamá te va a reprender)

Se reprender él mismo estira un poco el cuerpo se retira los zapatos y los calcetines, se retira la camisa, se acuesta en el zacate, ve como el viento mese las hojas de los árboles, un par de minutos despues se vuelve a sentar y recargase en el árbol.

Cierra los ojos al abrirlos se encuentra en la cima de Monument Valley, el sol se encuentra en lo más alto, vuelve a cerrar los ojos para sentir los rayos del sol penetrar su rostro, ama el calor del desierto, disfruta el momento en soledad, la calma del desierto le da paz a su alma, paz que es interrumpida con movimientos involuntarios de los músculos de su rostro, se lleva las manos a el mismo tratando de calmar los movimientos sin tener éxito alguno cae de rodillas, los movimientos dan pase a un dolor intenso, el dolor es en el brazo izquierdo, tan intenso es el dolor que lo hace llorar, en su desesperación se arranca el brazo y por increíble que parezca el dolor sede, con su mano derecha cubre la herida sángrate del hombro izquierdo, suspira aliviado. El dolor y el calor lo hace alucinar ya que su brazo comienza a moverse como si tuviera vida propia, los dedos se desprenden, el brazo convulsiona, cada dedo se transforma en una extremidad y el pulgar en cabeza, Jonathan asustado da unos pasos hacia atrás haciéndolo caer de la cima, el golpe es fuerte, duro por unos instante lo hacen perder la conciencia, unas gotas de agua lo hacen despertar y ante él otro Jonathan de imagen pulcra, el azul de sus ojos reflejaban serenidad, su cabello rubio perfectamente peinado, sin rastro de vello facial contrastaba demasiado con el aspecto cansado y desalineado de su contraparte e incluso se podía notar una diferencia de edades.

Jonathan se pone de pie con la mano derecha cubriendo la herida, a el pulcro se le dibuja una amigable sonrisa, se mueve con una velocidad impresionante y de un golpe lanza a Jonathan varios metros, sin darle tiempo a ponerse de pie, la espalda del americano es castigada a tal grado que pedazos de carne caen a su lado, indefenso y sin poder contraatacar se deja golpear, cierra los ojos resignado a esperar su muerte, un golpe lo hace abrir los ojos y ve su brazo de nuevo izquierdo unido a él sin rastro de herida o sangre.

El alfa del norteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora