OLIVIA.
La verdad duele, pero las mentiras dueles más.C.P.
Asco.
Asco es lo único que siento mientras vomito en el retrete con todas mis fuerzas. Y Dylan se encarga de sostener mi cabello, mientras que su otra mano me acaricia la espalda con gentileza. Me ayuda a sostenerme cuando yo misma no puedo. Al parecer mi estómago hizo su trabajo y regreso todo, gracias a no reposar la comida. Acababa de comer, no debí haber tenido sexo, pero bueno, eso no es algo que tenga en mi control.
Después de que Dylan me acurrucara en sus brazos dándome consuelo y me calmara. Las ganas de vomitar llegaron y si no fuera por mi captor, yo estaría media moribunda vomitando en la cama. Ya que después de la sección de sexo que tuvimos, no tenía fuerzas de nada.
Me agarro al retrete como si mi vida dependiera de ello. Y otra arcada me toma, haciendo que regrese todo lo que comí esta misma mañana.
Que asco....
—Está bien —Dylan me acaricia la espalda—. Tomate tu tiempo. Sácalo todo, cariño. —Su voz es suave, melosa, pero firme a la vez. Apenas si se escucha el pequeño tono de orden en sus palabras.
Mi estómago tarda en vaciarse y Dylan es paciente, me calma y me ayuda a sacar todo. Espera preocupado a mi lado, mientras me ayuda.
Me acaricia la espalda hasta que dejo de vomitar y antes de que pueda rechistar me toma en brazos, pegándome a su enorme pecho. Suelto un gritito de la sorpresa y el miedo me llega cuando veo que se dirige a la cama de nuevo. Pero el miedo desaparece cuando solamente me acuesta en ella y me cobija con las sábanas, que por arte de magia ahora, están limpias. El culo me duele, pero la suavidad del colchón amortigua el dolor.
Siento algo pegajoso en mi entrepierna y recuerdo que volvió a terminar en mí.
¿Por qué no usa protección?
ESTÁS LEYENDO
Perversa Adición
RomanceElla es mía. De mi propiedad. Y nadie toca a mi propiedad. Yo la quería y me la llevé. Olivia es mía y se acostumbrará a serlo, porque no hay nada que pueda hacer al respecto. No me importa tenerla cautiva en mi finca, la necesito a ella, no su opi...