UNA GAVIOTA. TRES CUERVOS.
Los graznidos se escuchaban cada vez más cerca. Fue a petición de Liam que Elianor propuso acortar camino a través del bosque de las cumbres eternas. El terreno era abrupto y traicionero. Deseaban correr, pero se veían forzados a moverse con cautela. Raíces enmarañadas salían de la tierra como trampas, madrigueras ocultas aparecían bajo sus pies, charcos de barro movedizo amenazaban con atraparlos y espinosos matorrales rasgaban sus ropas dificultando su descenso. Pero adentrarse en el bosque era necesario, no solo para llegar más rápido a su destino, sino porque les evitaría el peligro de las calles de Volaris, donde, con excepción de Elianor, ninguno de ellos era ciudadano. Además, para entonces, en la academia ya debían haberse dado cuenta de su huida y no podían arriesgarse a ser descubiertos.
Liam revisaba un mapa que había dibujado.
—Si continuamos bajando a esta velocidad, llegaremos en media hora a los suburbios —dijo Liam con voz de autoridad. Guardó el mapa en el bolsillo y continuó avanzando.
A Calrion le sorprendió que a Liam le hubiese bastado con ver ese mapa solo una sola vez en el tablero del Gremio.
Por alguna razón, Calrion creía tener una fuerte conexión con Cheryl y Liam. Y al pensar en eso, al verlos seguir el mismo camino, su pulso se aceleraba y todo a su alrededor parecía cobrar vida: los árboles, las sombras, incluso el aire. Por primera vez sentía que era aceptado, que formaba parte de algo y no sabía lo que era pero aquello le calentaba el corazón. "Así se siente tener amigos", pensó, y dejó escapar una sonrisa furtiva que se apagó al mirar de reojo a Cheryl, que caminaba a su lado.
—Y esa cara de bobo —preguntó Cheryl a Calrion, sarcástica—. Parece que también quedaste encantado con Lady Elianor.
Calrion no sabía que era una Lady, ni entendía porque Cheryl se refería de manera tan despectiva a Elianor. Hacía horas que no le dirigía la palabra, que escapaba a su mirada y no quiso perder la oportunidad de arreglar las cosas que pensaba que estaban rotas para siempre, ahora que ella había decidio hablarle.
—¿Por qué estás tan molesta? —pregunto Calrion, con una pizca de inseguridad en sus palabras.
—¿Molesta yo? Para nada —respondió Cheryl en un intento por sonar convincente
—No soy tan despistado como para no darme cuenta. ¿Es por lo que hice en la tienda verdad? —dijo Calrion con voz apagada.
El rostro de Cheryl se congeló en una expresión de sorpresa. No esperaba que Calrion le hiciera esa pregunta.
—Estás rara conmigo desde que mencioné que me había robado la cajetilla de esencia de duendecillos —añadió Calrion, rezagándose un poco junto a Cheryl
—¿Sabes que estuvo mal lo que hiciste, no? —preguntó Cheryl con tono de reproche.
Calrion bajó la mirada y asintió con la cabeza, aunque lo que en verdad pensaba era:
« Si tú hubieras pasado trece años encerrado en Bastión del Cuervo, también harías lo que fuera por convertirte en guardián y escapar de ese lugar.»
—¿Prometes que no lo volverás a hacer? —añadió Cheryl, autoritaria.
—Sí —murmuró Calrion y le regaló a Cheryl una sonrisa. Pero mentía.
No sentía ni una pizca de arrepentimiento. Aunque aquel robo ya no le daría ventaja en la prueba de ingreso, gracias a lo que hizo lograron escapar. No podía devolverle la vida a su propia madre, pero si podía hacer algo para que Liam se reencontrara con la suya, lo haría. Eso, para él, valía mucho más que seguir cualquier regla.
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LIAM LUNA Y LA BRÚJULA DEL REY CUERVO
FantasyLiam Luna, un joven heredero del legado de los Guardianes, se enfrenta a un desafío inesperado cuando su madre desaparece en el enigmático mundo de Eiralis. Con la ayuda de su amiga Cheryl, Liam se embarca en la búsqueda de la legendaria Brújula del...