8. 5 secretos

122 12 0
                                    

🪶If a man talks shit, then I owe him nothingI don't regret it one bit, 'cause he had it coming🪶

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

🪶If a man talks shit, then I owe him nothing
I don't regret it one bit, 'cause he had it coming🪶

No.

La palabra salió de mi boca antes de que pudiera pensarlo.

—No te daré la daga —dije, mirando fijamente a Peter Pan.

Peter Pan sonrió, pero su sonrisa se convirtió en una mueca de ira.

—Eres una tonta —dijo, su voz baja y peligrosa—. No sabes lo que estás rechazando.

Sacó su flauta y comenzó a tocar una melodía oscura y escalofriante. El sonido resonó en la cueva, haciéndome estremecer.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Carlos, su voz llena de preocupación.

—Llamando a los Niños Perdidos —dijo Peter Pan.

De la oscuridad surgieron figuras sombrías. Los Niños Perdidos, niños y adolescentes que Peter Pan había reclutado en el mundo real, niños que nadie quería. Ahora eran salvajes, con ojos vacíos y sonrisas crueles.

—¿Qué pasa? —preguntó Jay, retrocediendo.

Los Niños Perdidos rodearon a Carlos y Jay, y antes de que pudiera intervenir, les colocaron una espina de la planta venenosa en el cuello.

—No puedes tocarlos —dijo Peter Pan, su mirada brillando con maldad—. Si lo haces, morirán.

Me quedé paralizada, sin saber que hacer, mi rostro enrojecido.

—Cometiste un error, Lilith —dijo Peter Pan, sonriendo—. Acabas de perder.

Se dio la vuelta y se alejó, dejándome sola con los Niños Perdidos y mis amigos secuestrados.

—¿Qué voy a hacer? —me pregunté, sintiendo la desesperación crecer en mi interior. La oscuridad parecía cerrarse sobre mí, y no sabía cómo salir de ella.

Después de que Peter Pan se alejó con los Niños Perdidos, me quedé sola en la oscuridad. Mi mente estaba en blanco, pero sabía que tenía que actuar. Recordé la daga. La había escondido en un lugar seguro, donde nadie podría encontrarla.

Me acerqué a la roca que había elegido como escondite. Pasé mi mano por la superficie rugosa, sintiendo la energía de la isla.

La roca comenzó a brillar y, lentamente, se desvaneció, revelando un hueco oscuro. Dentro, estaba la daga, esperándome. La saqué del escondite y la sostuve en mi mano, sintiendo su peso y su poder. La guardé en mi cinturón, lista para enfrentar lo que viniera.

Seguí caminando por la isla, mi mirada escaneando el paisaje en busca de cualquier señal de Carlos y Jay. La oscuridad parecía cerrarse sobre mí, y la desesperación comenzaba a ganar terreno.

De repente, escuché pasos detrás de mí. Me di la vuelta y vi a un niño con cicatrices en la cara, su mirada vacía.

—¿Qué quieres? —le pregunté, intentando mantener la calma.

AFTERGLOW | DESCENDANTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora