Capítulo 4

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El ambiente en la sala era denso, como si el aire mismo estuviera cargado de la tensión acumulada durante meses. Hange, con una mirada desafiante y una sonrisa maliciosa, se enfrentaba a Levi, quien aún intentaba procesar las palabras que acababa de escuchar.

La discusión había escalado a un punto crítico, y ambos sabían que  al borde de una decisión que podría cambiar sus vidas para siempre.

—¿Qué demonios quieres decir? —exclamó Levi, su voz resonando con frustración. Las palabras se sentían como un eco en la habitación vacía, llenando el espacio con una angustia palpable.

Hange dejó caer su fachada desafiante, mostrando una chispa de vulnerabilidad que sorprendió a Levi.

—Sabes, he estado pensando mucho últimamente... Y todo me lleva a lo mismo. —Su voz temblaba ligeramente mientras evitaba su mirada, como si temiera que el contacto visual pudiera deshacerla por completo.

Levi sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esas palabras. Su ansiedad creció mientras Hange se giraba, buscando refugio en cualquier rincón de la habitación que no fuera el rostro de su esposo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó él, su voz ahora un susurro cargado de miedo.

Finalmente, Hange rompió el silencio con una voz apenas audible.

—Hace tiempo siento que ya no te amo como antes. Tus llegadas tarde del trabajo, la rutina... todo eso me ha sobrepasado. Lo siento, pero he intentado aferrarme a lo que teníamos; cada día se siente más vacío estar juntos en esta casa.

Las palabras cayeron sobre Levi como un balde de agua fría. Su corazón se detuvo mientras procesaba lo que acababa de escuchar.

—¿Cómo puedes decir eso? Hemos pasado por tanto juntos... ¿y ahora esto? Yo te sigo amando, Hange —dijo él, sintiendo cómo la desesperación comenzaba a apoderarse de él.

Hange dio un paso atrás, claramente afectada por el dolor que estaba causando. Pero ya no quería vivir en la mentira.

—Quiero que sepas que no quiero hacerte daño, pero las peleas y esta maldita situación cada vez se hacen más asfixiantes... No puedo seguir viviendo esta mentira. He estado pensando en mi felicidad y en lo que quiero para mi vida... Y me duele decírtelo, pero tú no estás allí.


De repente, el llanto de Farlan resonó en la habitación como un eco desgarrador. El niño apareció en la puerta con los ojos llenos de lágrimas al ver a sus padres discutiendo.

—¡Papá! ¡Mamá! ¡Por favor! ¡No quiero perderlos! ¡Los amo a los dos! No sabría qué decidir si se separan.

Hange miró a Farlan con dolor y compasión.

—Oh, cariño... No queremos lastimarte. Pero necesitamos ser honestos sobre lo que sentimos. A veces los adultos toman malas decisiones en la vida y terminan así, viviendo vidas insostenibles.

La desesperación invadió a Levi al ver a su hijo tan angustiado.

—No sé cómo puedes decirle esas cosas a nuestro hijo. ¿No ves que le haces daño? Si realmente ya no me amas... entonces tal vez deberíamos considerar lo que eso significa para nosotros como familia. ¿De verdad crees que Farlan podrá soportar una separación a su corta edad? Se nota que estás loca.


Las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas de Levi mientras miraba a Farlan y luego a Hange.

—Farlan tendrá que aprender; tampoco es sano para él seguir viviendo así. Estoy cansada de sentirme atrapada entre lo que debería ser y lo que realmente siento. Y tú ya no eres parte importante en mi vida —dijo Hange con firmeza.

Terapia de pareja (Rivamika) (Levihan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora