𝟸𝟺. ɴᴏ ᴍᴇ ʟɪɴᴄʜᴇɴ xғᴀ

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| Narro yo, linduritas |

El rubio se separó suavemente del abrazo, y mientras veía a los ojos a su novio, le dijo.— Wey, era puro pedo.

— ¿QUÉ?

— Sí, en realidad no es mi hija... solo quería ver cómo reaccionabas y te quería sacar un sustito, ya sabes, por todas las que me has hecho.

— Ay, hijo de la chingada, casi me da el patatuz, ¿Qué harías si se muere tu esposo? No mames, te vas a quedar viudo antes de casarte ¿Entonces, de dónde salio la chiquilla esa? ¿Sí es tu hermana?

— ¿Esposo? Como sea, luego hablamos de eso. Lo de Danielle es algo raro de explicar, un día apareció en la colonia junto con otro niño güerito, venían solos, ningún adulto los acompañaba, ellos tampoco sabían ni qué onda, entonces los cuidamos entre toda la colonia, mi mama dice que son obra del espíritu santo...

— Ay, menos mal. La neta si sentí como que la virgen me andaba hablando pa llevarme al cielo, ¿Cómo íbamos a cuidar a una chamaca?, Estamos muy jóvenes y bellos para ser padres... Por ahora. —Dijo el Evan mientras hacía una sonrisa que a Jake le pareció tétrica.

 | Ahora si narra Hee naco |

Por fin llegó el día en el que debíamos irnos del pinche rancho. No me malentiendan, estaba chido y la gente era a toda madre, pero la neta ya ansiaba estar a solas con mi chiquistriquis y aparte el pinche calor andaba bien culero, me cae que si.

Era la hora de la despedida, mi limoncito se acababa de despedir de sus jefes y andaba a chille y chille el wey. Ahora era mi turno.

— Joven Evan, estos días he comprobado que eres un buen hombre, te acepto como pareja para mí retoñito, cuídalo y protégelo mucho. -Me dijo mi suegro, que poco a poco se acercó a mí hasta quedar a un lado de mi oreja, y susurrando, lentamente me dijo.- Si me entero que le hiciste algo a mi hijo, vas a ver, culero. —El don se separó de mi y me mostró una de sus características sonrisas.

Eso me heló la sangre, hasta sentí como cuando se me subía el muerto. Mi suegro nunca decía maldiciones ni hablaba en ese tono. A partir de ahora debía dejar de ser un pendejo con Jake, o de lo contrario, sabía que no viviría mucho.

— Cla-claro, don, ya sabe que sí. Yo amo un chingo a Jake, le voy a echar hartas ganas pa tener a su hijo como él merece.

Ahora fue el turno de mi otro suegro.— Ay, mijito, Heeseung, yo también te encargo mucho a mi bebé, por favor, cuídalo mucho, mucho, mucho, está medio mensito, pero es buen niño, y nunca dudes que él te ama.

Eso último casi me hace chillar, pero como el hombre varonil que soy, me aguanté las lágrimas. Asentí y luego abracé al don.

Después de que todos los demás extras se despidieran de nosotros, todos nos subimos al camión y comenzamos nuestro viaje de regreso a casa. Mi limoncito se durmió en cuanto el camión comenzó a andar. Durante el viaje comencé a fantasías en mi vida futura, no me podía imaginar sin estar a lado de este pinche vato tan hermoso. No pude conciliar el sueño ni un momento, en cambio, me quedé pensando en todo lo que Jake había influido en mi, para bien, obvkamente.

Siempre que lo veo me siento tan agradecido por aquella vez que él me encontró chillando y después me aventó unas piedras a la jeta.

¿Seré a caso uno de los preferidos de dios? Ahuevo que si.

. . .

| Narro otra vez yo, cabrones, la naca y estúpida |

𝐄𝐥 𝐧𝐢𝐧̃𝐨 𝐟𝐫𝐞𝐬𝐚 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐇𝐞𝐞𝐬𝐞𝐮𝐧𝐠 ✩‧₊˚┆𝐇𝐉𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora