capitulo 8

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Habían transcurrido varios días desde que concluyó la reunión, y muchas cosas habían sucedido en ese tiempo

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Habían transcurrido varios días desde que concluyó la reunión, y muchas cosas habían sucedido en ese tiempo. Lo primero fue el inicio de la construcción de un barco que el imperio Solarian utilizaría para transportar a 550 personas que trabajarían en el imperio.

En segundo lugar, Diana conoció a Shiina Hiyori, la líder de la biblioteca del Palacio, quien solicitó permiso para salir y buscar libros del mundo exterior. Su objetivo era conservar la historia tanto para los ciudadanos como para las escuelas, ya que la información actual no era del todo precisa.

Diana había estado en reuniones casi la mitad del tiempo. La idea de abrir las puertas del imperio no era bien recibida por todos; algunos lo veían como algo positivo, mientras que otros lo consideraban negativo.

Además, Nina estaba insistiendo en que Diana durmiera más temprano, preocupada por su salud. La regañaba constantemente por pasar largas horas en su oficina sin descansar.

En cuanto a la agricultura, el imperio había sido teletransportado cerca de una isla que, aunque los ciudadanos pensaban que siempre había estado allí, nunca había sido vista debido a la niebla. Querían poblar el lugar y habían enviado muchas cartas aconsejando enviar grupos de investigación. Diana tuvo que leer cada carta y finalmente decidió enviar grupos para evaluar la seguridad y habitabilidad del lugar.

Isshiki Satosi, subdirector del Departamento de Agricultura en el campo del arroz, había llegado y el departamento ya estaba funcionando, comenzando su trabajo en el campo de arroz. Isshiki estaba de acuerdo en explorar la isla cercana al imperio, viéndola como una gran oportunidad para establecer una nueva granja de arroz.

La séptima cosa que ocurrió fue una protesta en contra de abrir las puertas y contactar con el exterior. También se oponían a reclamar la isla, argumentando que no tenía habitantes y que poseía recursos valiosos para ser habitada y cultivada.

La octava situación fue que los constructores no dejaban de insistir en la oportunidad de construir un puente que conectara el imperio con la isla deshabitada, ansiosos por la posibilidad de obtener beneficios económicos.

La novena cuestión fue la protesta de los defensores de la vida silvestre, quienes se oponían a la construcción en la isla y pedían que se convirtiera en un santuario de animales. Argumentaban que no se sabía qué especies podrían habitar allí y que el lugar debía ser una reserva natural, lo que provocó un conflicto con los constructores.

"Este es un día demasiado agotador", se quejó Diana mientras se recostaba en el respaldo de su silla, observando cómo su mesa estaba llena de papeles y su computadora repleta de archivos, además de las constantes llamadas del parlamento.

"¿Desea más café, Sultana Diana?", preguntó una sirvienta centauro.

"Sí, Yuli, gracias", respondió Diana.

Grand Line, Isla Water Seven, Compañía Gally-La, Oficina del Presidente.

"Iceburg-san, la Armada nos ha dado una respuesta. No les importó el nuevo precio que les dimos. Solo esperan que el barco que ordenaron esté terminado dentro del tiempo establecido", informó Kalifa a Iceburg sobre la respuesta de la Marina.

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