AMO

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AMO

I

A veces creo poder comunicarme,
con las mil almas que puedo ser yo mismo,
a través del espejo de otros ojos.
Que puedo tocar el arpa cristalina del pensamiento,
y oír su armónico sonido,
sin despertar el sensible equilibrio de otra mente.
Que puedo viajar por las cuerdas viejas y conocidas,
o inéditas y vibrantes, sin que haya sonido,
como formando parte del instrumento,
sin estorbar la melodía.
Persigo el pensamiento sin pensar,
con el alma quieta, con la agilidad del viento.
Me asomo a una comprensión que alcanzo y no razono.
Soy equilibrista entre lo que es y lo que quiere ser,
bailando en un espejismo de realidad.
Atrapo la voz y pierdo las palabras.
Dejo el sonido desnudo salir todavía temblando en la garganta,
y vivo una prolongación de mi indefinible,
que me habla a través de otra boca,
con otra expresión... cuando ya no hace falta.
Viajo en mis palabras por el oscuro mundo de remolinos,
introduciéndome en su oído,
y no hablo, mi pensamiento emite sencillamente,
como luz en oscuridad.

II

Otras veces corro raudo por las letras, sorteándolas,
hasta que quedo presa de una velocidad acariciadora,
viviendo otra vez nuevas vidas.
Hay hilos claro oscuros que se proyectan en mi mente,
y obedezco entre el pasado y la realidad,
las evoluciones que marca el personaje,
mezclando sonidos, olores, sentidos y circunstancias.
Sé vivir en las letras añorado como en una vieja cuna.
Puedo hacer míos los momentos:
Las risas, las nostalgias, la aventura.
Podría escribir también prolongaciones precisas,
con perfiles enguantados,
realidades amadas o hasta algún punto mezquinas y eternas.

III

Amo lo escrito como lo hablado.
Soy música si la siento.
Soy voz también como si la naturaleza gritara.
Soy silencio admirando,
cabalgando con la luz,
a una velocidad que deja las cosas estáticas.
Me gusta dibujar y quemar recuerdos sin llamas.
Juego con la mezcla de colores ideales,
de pensamientos iguales.
Pintar, hablar, escribir, todo es igual.
No hay fronteras en el entendimiento.
La imagen cambia con el paisaje adecuado.
No chirrían los goznes de la realidad,
y tal vez sean solo ojos también,
los que engañan ideales,
con mentiras inevitables o necesarias.

IV

Amo profundamente los ojos cuando los siento.
Cuando puedo ver por ellos,
realidades en otros ojos.
Amo profundamente los gestos,
inalterables, como pinceladas independientes,
las sonrisas, la prontitud, la espontaneidad,
que se presentan a sí mismos,
sin vocero o precaución.
Y amo también el marco de todo ello,
de toda esa realidad cambiante y sensible.
Amo ese mosaico indefinido personal,
intuitivo de toda persona.

V

Amo incondicionalmente,
al ser que soy por dentro,
escondido y claro,
receptivo y alejado.

VI

Puedo amar las dimensiones,
las esferas, los cielos.
No hay pompa ni circunstancia,
ni el "usted" incómodo.
Todo es familiar si es humano.
Todo puede ser triste o alegre,
pero crea en si mismo un sentimiento,
que neutro todo lo alcanza.
Amo, y amando, amo al que amó primero,
y agradezco está inquietud.
Me acerco quizá a una luz,
con todo lo creado en una lejana comprensión.
Me excita mi ignorancia.
Me despierta mi conocimiento.
Y ¿Cómo puedo atar mi pensamiento?
¿Cómo puedo pararlo un instante?
¿Cómo puedo dejar de ser viento?

VII

Yo sé que el amor existe,
en lo real e irreal.
Que solo es fantástico por lo inconmensurable.
Yo sé que la tierra lo emana.
Las personas lo visten, en su alma grita.
Yo sé que lo encierran toda la vida,
fiel e infiel a los ojos.
Cuando se ama no hay cielos,
cuando se corre no sirven distancias,
en la luz no hay oscuridad,
se puede formar colores y nuevas distancias.

VIII

Puedo hablar sin hablar,
chispeando en mis ojos.
Puedo ver miles de ojos en unos ojos.
Cuantas delicias negamos,
al decir que no se nos amó,
que existimos porque sí,
que nadie nos creo.

Las manos, palmeadas,
de dedos largos, como antenas como alas,
que atraviesan horizontes y puertas,
que vuelan directas.
¿No son las manos,
una obra de arte, un ingenio?
¿Quién acarició primero y las probó?
¿Quién gustó de su calma, de su expresión?
¿Quién trabajó primero con ellas?

Negar, es negar lo que somos,
conformarnos con una irrealidad,
ponernos ortopédicos los miembros,
artificiales los ojos,
enjaulada la mente.

IX

Si se ama, ¿no se amó?
Nada es nuestro y lo tenemos.
Nada comprendemos y lo usamos.

Amo tocar y tener,
amo dejar volar también.
Amo los lazos invisibles.
Amo gritar en mi silencio.
Amo la vida.
Amo lo natural y exacto, en encanto de lo creado.
Amo perderme entre hojas y viento,
en las olas, en claridad y poder.
Amo las islas y los montes, el azul y su amanecer en luz.
Amo la noche, susurrante, acariciadora.
Amo poder amar sin profanar lo creado.
Amo a quién me hizo así.
Amo al que creó al hombre diferente,
al que le dio su sensibilidad,
al que hizo a la mujer como parte del hombre,
al hombre partiendo de mujer,
y al hombre y mujer partiendo de él,
y amo poder expresarlo libremente,
vertiendo un desconocido tazón,
llenando de realidad de realidades,
que escapan en el interior,
almacenando riqueza,
apreciando la vida y su canción.

X

Amo dar y tener, esperar y conceder.
Amo la lluvia inalterable, la calma de su emoción.
Amo el llanto del cielo y el viento.
Amo los truenos imperativos romper el cielo.
Amo los nidos de los pájaros y su vuelo en el azul abierto.
Amo la tormenta, la lucha de los elementos.
Amo el agua y la roca.
Amo las flores y el tiempo.
Amo mis ojos, mi voz, mi pensamiento.
Amo las hojas de mis días.
Amo las primaveras tardías.
Amo mis sueños e ilusión.
Amo el pecho del cielo.
Amo los brazos que dan calor.

Amo al futuro, porque es bello,
porque presiento realidades impensadas,
porque viene en orden y equilibrio.
Y amo al tiempo que lo acerca.
Amo los días y las noches que pasan,
que lo ven y lo llaman.

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