La Balada del Caballo negro

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Hay una música meciéndose,
suave, entre los montes perdidos,
lenta, llega con tonos definidos,
y en su ritmo va creciéndose.

Resopla al viento irguiéndose.
Patea al aire.
Afina sus sentidos.
Se orienta.
Corre entre sonidos.
Baja al valle estremeciéndose.

La música en ecos se quiebra.
Gime el Valle.
Llora el Viento.
Galopa veloz el Caballo Negro.

No tiene fronteras su camino.
No tiene riendas, ni prisión.
Galopar es su arte, su canción.
Y el viento su perseguido destino.

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