MY SWEET SWEET TEMPTATION

capitulo 8

Le paso un tenedor y los dos nos ponemos en ello. Jimin  gime, igual
que anoche, y juro que casi me corro en los pantalones.

«Dios mío. Este chico me va a matar».

—Está bueno —digo, intentando distraerme de mis sucios
pensamientos.

—Gracias Me acabo de dar cuenta de que debería haberte enseñado a hacerlos —dice, frunciendo el ceño mientras piensa en ello.

—Podemos volver a intentarlo mañana —le digo,

queriendo verlo sonreír  de nuevo—.

—¿Dónde aprendiste a cocinar? pregunto mientras Comemos

—Creciendo. Mi madre no era mucho de cocinar.

Hay algo en su tono que me hace pensar que no le importa mucho su madre

—¿Cómo es ella? —le pregunto, dando un mordisco a mi tostada.

—Ella es... —se queda sin terminar la frase y yo espero, dándole tiempo
para que elija sus palabras.

—No era la mejor —admite en voz baja—. Nunca fue una buena madre.
Creo que fui un accidente, y en lugar de trabajar duro y tratar de ganar las cosas que quería, se aferró a un tipo tras otro. Falleció hace unos meses. Un
ataque al corazón —dice,

con los ojos llenos de lágrimas.
Aprieto los dedos alrededor de mi tenedor hasta estar seguro de que lo he  doblado.

¿Cómo puede alguien pensar que este chico que está a mi lado no es lo mejor que le ha pasado?

—Lo siento —le digo.

—Gracias. Al menos he aprendido lo que no quería ser. Y ahora puedo cocinar, limpiar, manejar mi chequera, coser y cuidarme.

Sonrío, me encanta su optimismo. Parece que siempre ve el lado bueno De  las cosas.
Terminamos de desayunar y recojo su plato, lo llevo al fregadero y lo enjuaguo
.
—Solo tengo que darme una ducha rápida y vestirme, y luego estaré
listo para salir —le digo,

volviendo a ayudarlo a bajar del taburete.

Mis manos rodean su cintura y estoy a punto de bajarlo cuando lo siento....

Su aliento en mi mejilla.
Un segundo después, siento sus labios rozando suavemente mi piel y estoy a dos segundos de tirarlo sobre el mostrador y enterrarme a diez
centímetros dentro de el.

—Estoy listo —susurra,

y mi erección gotea en mis pantalones.

«¿Está hablando de estar listo para salir pronto? ¿O de estar listo para mi ?»

Sé que es lo que quisiera que fuera.
Espero a ver si me besa de nuevo y, cuando no lo hace, me aclaro la garganta  y doy un paso atrás.
Por un segundo, parece que está decepcionado, pero eso no puede ser cierto
¿No es así?

—Saldré en unos minutos —

digo bruscamente y veo que los ojos de Jimin  bajan a la tienda de campaña de la parte delantera de mis pantalones
de pijama.
Sus mejillas se vuelven de un tono rosado brillante y me daría un puñetazo  en la cara para saber en qué está pensando ahora mismo. En
cambio, me doy la vuelta y me dirijo al dormitorio antes de que pueda hacer
algo que me avergüence.
Cómo confesar que lo amo y rogarle que nunca me deje...