C XI: ¿puedo?

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Habían pasado solo unos días de su aceptación y ya estaba avergonzado... No es que no le gustara la atención... O que cuidara de él con tanto esmero.

La cosa era como los veían... Lupe ya los había molestado afirmando que siempre supo que serían pareja... Huesos se burlaba en risas locas con Guapo que acababan contagiando al resto.

Por otro lado... Era muy agradable tener a Ferdinand a su lado... Gracias a que no era tan grande podía tener más del gran toro por las noches, en pocas palabras lo usaba de manta pero no parecía quejarse así que estaban bien.

Y aunque aún odiaba que el toro se levantará tan temprano para despertar a todos se estaba acostumbrando a ello, le podía ver desde la colina y ese toro alegre al acabar sus deberes correteaba a su lado, acomodando su gran cuerpo justamente en su espalda... Dónde pasaba más el frío en las mañanas.

Aún tenía el hocico del toro encima suyo y ahora más cerca de su cuello pero era mucho más cómodo de lo que esperaba.

Las comidas también eran agradables, no era que volviera a darle de su comida por un pedido... Aunque en realidad siempre deslizaba alguna fruta siempre como su postre.

Lo que pasaba era que unían un poco sus cuerpos en ese momento... Era sutil considerando que todos comían juntos, pero sumamente extasiante...

Se emocionaba de tan solo sentir el cuerpo contrario contra el suyo, en un sencillo roce inocente... Pero significaba tanto... Al menos para él.

Pero había algo malo de todo esto... Una cosita que en su opinión no tenía sentido alguno.

Y era... La insistencia del toro por intentar tener un borrego... No hablaría nunca en voz alta de las muchas veces en las cuales atrapó al atrevido toro mirando en su retaguardia.

Cada vez que le confrontaba con ello este solo se reía y coqueteaba sin descaro... Frotando con insistencia en su cuello... No se negaba a ese tacto ya que adoraba tenerlo pero sabía bien que ese toro lo hacía con otras intenciones.

Nunca decía nada directamente... Soltaba indirectas sutiles, mencionando como un mini Valiente sería adorable de ver.

Se negaba a ello claro, no iban a tener un encuentro como con el de aquella inyección, se negaba por completo a ello.

Pero ese toro era demasiado terco y hoy no era la excepción.

<<¿Podemos intentarlo?>> Está vez fue más directo aunque aun seguía siendo un atrevido en su opinión, ya tenía medio cuerpo encima suyo. ¿Y recién preguntaba?

<<Bajate>> pidió aun cuando su cuerpo no se quejaba.

<<Pero intentarlo no hará daño, estoy seguro que un mini tu sería lo más hermoso del mundo>> y ahí iba de nuevo...

Tocaba esa fibra delicada en su interior que había estado intentado ignorar todo este tiempo.

<<Pero soy un toro... Yo no puedo tener crías como las vacas>> le recordó con amargura en su voz.

Reflejando su sentir su cuerpo decayó en lamentó... Le hubiera encantado que ahora el diagnóstico de ese loco doctor fuera verdad.

Era la última parte que les faltaba como una pareja que eran... Una que no podían cumplir...

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Bien... Este no era el plan, el caso era terminar aquí la historia, con un poco de comedia al final pero... Se puso profundo... Así que continuaré un poco más

Creo que aún queda un par de cosillas que pueden pasar y bueno...

Sin mas que decir hasta un próximo capítulo!!!

El territorio de FerdinandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora