En el corazón de la sociedad londinense del siglo XIX , Donde los lujos y las apariencias dictaban el ritmo de la vida . La temporada social estaba en su mayor y pleno apogeo . Entre bailes , fiestas y paseos por Hyde Park .
La familia Bridgerton...
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La Mansión Bridgerton vibraba con el ajetreo incesante de los sirvientes, todos corriendo de un lado a otro para asegurar que la cena de esa noche fuera perfecta. El Duque de Hastings, un invitado importante, pronto llegaría, y cada detalle debía estar impecable. Los candelabros estaban recién pulidos, los arreglos florales llenaban el salón con un aroma suave y fresco, y la mesa estaba adornada con vajillas de porcelana que brillaban bajo la luz de las velas.
Amelia, quien había pasado la tarde en la cocina, terminaba de preparar una torta especial de grosella y espinaca, una de sus recetas más preciadas. Se sentía orgullosa de su trabajo, pero apenas tenía tiempo para detenerse a admirarlo. Ahora estaba en la habitación de Gregory y Hyacinth, ayudando a los dos menores a vestirse.
─── ¿Crees que el Duque de Hastings será tan apuesto como dicen, Lía ? ─── preguntó Hyacinth, dando vueltas en su vestido nuevo.
Amelia sonrió mientras le ajustaba el lazo a Gregory, quien estaba demasiado ocupado batallando con sus zapatos para preocuparse por apariencias.
─── He oído que es un hombre muy distinguido, mi lady, pero creo que deberíamos concentrarnos en ser los mejores anfitriones esta noche
Respondió Amelia con suavidad. Después de todo, la familia Bridgerton tiene una reputación impecable.
─── ¡Bah! ─── interrumpió Gregory ─── . Apuesto a que es aburrido. Todos los nobles que vienen aquí lo son. Solo quieren hablar de caballos y dinero.
─── Tal vez este sea diferente, ─── replicó Hyacinth, cruzando los brazos. ─── ¿No crees, Lía ?.
Amelia se limitó a sonreír, evitando entrar en debates entre los hermanos. En el fondo, también tenía curiosidad. Nunca había visto al Duque de Hastings, pero las historias sobre él circulaban constantemente entre las sirvientas y la nobleza. Su título, su riqueza, y sobre todo, su hermetismo, lo hacían un hombre intrigante.─── Sobre todo aquella sensación en su estomago cada vez que escuchaba su nombre no pasaba desapercibido para ella