Azazel

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¡Espero les guste!

▬ ᴇʟ ᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴏɴǫᴜɪsᴛᴀ ▬

—¿Qué fue lo que nos pasó?— Erik se tocó la cabeza, soportando el dolor que invadió cada centímetro de su ser ¿Acaso todo había sido un sueño? Una parte suya esperaba que así fuera, pues eso significaba que nada de este reino ni quisiera el peligro era real.. pero por otro lado, si nada fue cierto ¿Cómo su mente fue tan cruel para imaginar a alguien como Charles cuando no existía? ¿Acaso su mente solo había creado al hombre perfecto, al que siempre quiso solo para atormentarlo?

Erik pudo haberse seguido atormentando de no ser porque escuchó un quejido al lado suyo. Lo más rápido que pudo se incorporó para ver de quién se trataba. Casi suspira de alivio al notar que era Charles.

—¿Erik?

Su voz sonaba extraña, como si el temor y la preocupación fueran lo único que Charles conociera.

—Aquí estoy— extendiendo su mano, rozó el dedo de Charles. Si eso era mentira, era una muy real— ¿Cómo estás? ¿Qué fue lo que nos pasó?

Charles se tomó unos momentos antes de responder. Observando a su alrededor para después, arrastrarse un poco hasta Erik, tratando de ayudarlo a ponerse de pie cuando ni siquiera él mismo podía hacerlo.

—¿Qué fue lo que los dioses te mostraron?

—¿Dioses? — Erik frunció el ceño antes de que los recuerdos llegaran a su mente — Oh cierto, no recuerdo mucho, solo que una mujer y un hombre se presentaron ante mí, me dijeron que tendría que ayudarte.

Charles parecía decepcionado de la respuesta.

—¿Solo fue eso?

—¿Había algo más que debieron decirme?

—No— Erik abrió los labios para continuar hablando, pero Charles prosiguió — Será mejor irnos. Tus hombres deben de estar esperándonos.

Si ese momento para Erik no se había significado nada, lo que pasó después le hizo saber que aquel instante había sido más especial de lo que se dejó ver, pues Charles cambió su actitud casi de manera radical, si él ya había sido amable antes, ahora parecía ser el hombre más atento y dulce de todos. Cada lugar al que iba Erik, Charles siempre lo acompañaba. Su presencia era tranquila, pacífica, y Lehnsherr siempre estaba agradecido por ello.

Una vez, se había atrevido a preguntarle por qué el cambio de actitud, y Charles se limitó a decir que había tenido una visión. Erik por supuesto que no preguntó más, se limitó a tratar de convivir entre todas esas personas, al menos hasta que Azazel apareciera. Lo cual no estaba muy cerca de suceder.

—¿En verdad crees que en algún momento Azazel regrese?

Se había vuelto común que en las noches, Erik y Charles pasaran tiempo juntos, a veces estaban acompañados de los demás hermanos de Charles, en otras ocasiones, eran los sirvientes quienes se mantenían cerca para hacerles su velada más cómoda. Pero nunca estaban solos.

—Todo el ¿Cómo lo llamas tú? Ah sí, el reino, tiene el aviso de búsqueda. No es fácil que gente como ustedes se esconda.

No era la primera ocasión en que los hermanos de Charles le veían con desconfianza, como si quisieran preguntarle algo, pero con el joven de ojos azules cerca, no se atrevían a acercarse para conversar.

—Quizá debería de usar las cartas para intentar averiguar un poco de su destino.

—¿Esas cosas que traía Azazel y temían tus marineros?

El arte de la conquista | CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora