Obediencia perfecta

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▬ ᴇʟ ᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴏɴǫᴜɪsᴛᴀ ▬

—Creo que debemos de empezar a tomar otras alternativas, ese supuesto príncipe no va a ayudarnos— Cassandra soltó un suspiro de cansancio, buscando calmarse— ¿Estás escuchando, Charles?

Cuando estaban solo los cuatro hermanos, no era necesario ningún tipo de formalidad.

—Lo sé, pero tenemos que confiar en Yaotl. Él dijo que todo estaría a nuestro favor — el menor de los cuatro presentes se movía de un lado a otro, nervioso— Hay que darle un poco más de tiempo.

—No, debemos de actuar antes de que todo lo que construyeron nuestros padres y ancestros se venga a bajo— Marko también se puso de pie, colocando ambas manos en los hombros del ojiazul — Al salir de estás paredes debemos de dar un veredicto, lo sabes bien.

Charles asintió, tomando las manos de su hermano, buscando alargar el momento de su veredicto.

—Raven solo espera a que decidas para emitir su opinión, así que en tus manos queda el siguiente paso de nuestro pueblo.

Respirando profundamente Charles se irguió, rogando porque Yaotl le diera la fuerza necesaria para continuar.

—Haremos lo que Cassandra sugirió, a todos los pueblos que se encuentran lejos del centro vamos a traerlos al centro del reino, las paredes interiores son amplias y altas para recibir a toda la gente que se pueda. Quizá si nos organizamos adecuadamente podamos meter a todo el reino aquí, distribuyendo sitios dentro de las casas de nuestros guerreros, los patios recreativos. Todo espacio que encontremos serviría— todos me miraban en silencio— Pero en cualquier ataque armado que planifiquen, voy a ir. No hay discusión.

—Le sirvo a un dios guerrero, nosotros vamos al frente.

—Mi dios ayudó a crear al mundo, se cortó una pierna. A ese grado de sacrificio llegó su amor por el mundo.

—Si esa fuera la cuestión, también tendría que ir. El dios al que sirvo ayudó al tuyo a crear el mundo, se enfrentó a esa bestia, combatió y triunfó— Cassandra se puso de pie, negándose a qué Charles siguiera hablando, replicando el acuerdo al que llegaron.— Y yo no voy a ir, voy a quedarme aquí, protegiendo a mi pueblo. Somos la última linea de defensa, si caemos nosotros, todos los harán. No seas imprudente, recuerda que una guerra no solo se gana luchando en el campo de batalla.

Charles lo sabía bien. Lo sabía tan bien que aquello seguía siendo un secreto que solo él y Yaotl compartían.

—Tengo que ir a mí templo, lo siento — saliendo de manera apresurada de aquel salón, Charles caminó hasta su templo, ignorando las miradas de preocupación y temor que la gente le daba.

Tratando de mantenerse tranquilo, llegó hasta las faldas de su templo, sonriendo cuando Jean, la pupila de la diosa de las flores, le sonrió.

—Buenos días.

—Buenos días ¿Todo ha estado en orden?

—Sé a lo que te refieres y también comprendo la preocupación que tienes, así que evitemos las formalidades— ella se acercó aún más, moviendo sus manos entre sus ropas para después tomar la mano de Charles de manera discreta para colocarle un pequeño frasco— Es lo que la diosa me pidió darte. Espero te sirva.

El arte de la conquista | CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora