La propuesta

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Al parecer estamos en la recta final de la historia, al menos eso creo c:

▬ ᴇʟ ᴀʀᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴀ ᴄᴏɴǫᴜɪsᴛᴀ ▬

Incluso antes de abrir los ojos, Erik se prometió que sería la última vez que le harían dormir de esa forma, fuera Dios o humano, aquello no volvería a suceder,

—Erik, que bueno que despiertas.

A lo lejos, justo como la primera vez que llegó ahí, se escuchó una voz, pero no era Charles, sino Azazel, quién se veía nervioso, observando asustado todo a su alrededor. Erik siguió el rumbo de su vista, notando que no estaban solos en la habitación.

—Nos alegra que despierte, príncipe.— Lehnsherr evitó hacer una mueca, era claro que a ellos no se les daba hablar tan bien como lo hacía Charles— ¿Cómo está? ¿Podemos ofrecerle algo?— él no respondió, se limitó a observar a Azazel, intentando que este les dijera algo, lo que fuera para que se quedaran solos. Su amigo, su segundo al mando entendió la indirecta, murmurando algo que Erik no alcanzó a escuchar, pero fue lo suficientemente convincente como para que les permitieran estar así.

—¿Qué fue lo que me hiciste?

Incorporándose, Erik observó a Azazel, contando en su mente para no perder la paciencia por la lentitud de la que hacía gala el hombre.

—Solo te salvé.— aseguró pasando saliva, buscando acercarse cuidadosamente al príncipe para poder hablar con él sin que corrieran el peligro de que los escucharan— Cuando quedamos varados, después de que te desmayaste, tuve una visión, una dónde corríamos peligro. Me asuste, intenté hacer algo pero esos extraños nos salvaron, nos mantuvieron dormidos hasta que quisieron, pero yo no fui tan débil, mi cuerpo se resistió a esas hierbas. Les reclamé, les grité, golpee con todas mis fuerzas hasta que me dejaron huir— Azazel se veía perdido, aunque Erik no podía asegurar que fuera porque estaba sumergido en sus pensamientos— No sé cuanto pasé sin comer, beber y mucho menos ver a alguien, solo sé que llegué aquí, con ellos. Al principio, me llevaron lejos, querían proteger a su pueblo, no fue hasta que les hablé de ti y tu captura por parte del pueblo de Aztlán que me escucharon.

—A mi no me capturaron.

—Lo hicieron, ellos usaron sus trucos para hacerte creer que estás cómodo, que son buenos, pero en realidad todas y cada uno de esas personas se hicieron de poder por someter a otros. Su pueblo aterrorizó a todos los demás, los sometieron, se aprovecharon. Los tributos que dan son excesivos. Están cansados.

Erik aspiró, intentando concentrarse en todo lo que decía.

—Charles no es así.

—No lo conoces.

—Él nos ha tratado bien, nos dió alojamiento. Accedió a seguirte buscando— Erik se restregó las manos sobre su rostro— Deja de decir esas cosas. Aún podemos irnos.

—Este pueblo prometió ayudarnos. He estado entrenando con ellos, están listos para atacar, revelarse y recuperar lo que perdieron— Azazel se puso de pie, sin dejar de observar el fuego— Atacaremos en tres días, te daremos tiempo para que te recuperes— aseguró— Vas a actuar en nombre del reino.

El príncipe negó poniéndose de pie.

—¿Quién te crees para hacer tratos en nombre de mi reino? No eres nadie, Azazel.

Aquel hombre bajó la cabeza, observando sus manos.

—Lo siento, pero no hay otra opción. Y sino quieres ayudar, está bien, te quedarás aquí hasta que todo termine.

El arte de la conquista | CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora