Dos

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Alexander

A Alexander Albon le habían asignado tareas bastante extrañas desde que comenzó a trabajar en Servicio de Protección Élite, pero hacer de niñero del perro más feo del mundo definitivamente encabezaba la lista. Sergio lo había llamado antes de que saliera el sol con una petición rara. Ir a la dirección asignada y extraer a la horrible bestia, reunir los suministros y llevar al animal a su apartamento hasta nuevo aviso.

Le había tomado cuarenta minutos el coaccionar al perro a que saliera de su escondite, y mucho más el recoger el listado de suministros. No estaba seguro de quién era el apartamento que estaba esculcando, pero claramente adoraba a ese perro. Tomó los contenedores repletos de comida costosa para perro de la nevera y los brillantes bowls rojos del suelo, antes de pasar demasiado tiempo buscando la caja que Sergio dijo que estaría en algún punto en el armario del dueño de la arreglada recamara. Finalmente, encontró debajo del lavado del baño, una caja con lunares blancos y negros con el escrito "Casanova" en letras adornadas con brillitos rojos. Dentro había una variedad de medicamentos y tubos para lo que Alexander imaginó serían las muchas dolencias del perro.

Alexander había pasado las siguientes diez horas, más o menos, en su departamento teniendo un concurso de miradas con la criatura, ahora completamente convencido de que era un muppet y no un canino. Claramente tenía una ventaja injusta, ya que Alexander estaba casi seguro que los ojos del perro miraban en diferentes direcciones, lo que lo hacía sentir de alguna forma inseguro. Era pequeño, como la clase de perros que los clientes socialités cargaban en sus costosos bolsos. Pero, ningún miembro de la alta sociedad que se respete, sería atrapado muerto con este perro.

La cosa era pálida y sin pelo con excepción de los extraños mechones de pelusa negra que crecían pobremente en sus tobillos y la punta de su cola. La pequeña cantidad de pelo en su cabeza formaba un mohawk, pero Alexander pensó que se veía deliberadamente como un mecanismo de defensa para alejar a las personas, como si alguna vez eso fuera a ser un problema. Sus dientes eran demasiado grandes, dándole una sobre mordida, y la lengua le colgaba de la boca todo el tiempo.

A pesar de su apariencia demoníaca, el perro no hacía ningún sonido. Nunca gruñía o ladraba. Incluso cuando él había entrado en el apartamento costoso, estuvo completamente en silencio. Le costó mucho tiempo encontrarlo, acechando como una rata mutante de alcantarilla, justo detrás del inodoro. No podía comenzar a

imaginar porqué su jefe necesitaría esta criatura, pero no era su lugar el hacer preguntas. Solo estaba aliviado que su trabajo como niñero llegara al final.

Mientras que pasaba por la sala de conferencias, vio al esposo de su jefe, Max, sentado a la mesa con su amiga Kelly, quien vestía como si hubiese salido del turno nocturno de Hollywood and Vine. Estaban de espaldas a él, hablando con alguien sentado en la silla frente a ellos, pero él no pudo ver de quién se trataba. Solo pudo notar los jeans rasgados y las zapatillas blancas prístinas. Se sacudió la curiosidad, ansioso por librarse del gremlin temblando en sus brazos.

No tocó la puerta de Sergio antes de entrar porque ya se hallaba entreabierta. Su jefe estaba detrás del enorme escritorio caoba en jeans y una camisa negra que abrazaba sus enormes bíceps, firmaba papeles mientras que su asistente, Emma, estaba sentada en la silla opuesta a la de él. Emma se inclinaba hacia adelante, apuntando algunas cosas sobre los papeles. —Y firma aquí, también. Y eso es todo. Le enviaré estos a Carlos, y luego saldré a cenar, ¿si está bien para ti?

Sergio gruñó afirmativamente, mirando de reojo cuando Alexander entró, alzó una ceja ante la nueva compañía canina.

—¿Me puedes decir por qué acabo de pasar horas cuidando del perro más feo del mundo? —Alexander arrastró las palabras, sosteniendo al dichoso perro.

|3°| Abrumador[Alex.A & George.R]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora