Para Yumi Ai Mitsuki, el pasado no es solo una sombra que la persigue. Es una verdad incómoda que se refleja en cada mentira que ha contado, y que ahora, finalmente, deberá enfrentar.
Aqua Hoshino x OC
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El trato
★★★★
Los Hoshino se encontraban sentados en la cama de Yumi, el ambiente cargado de preocupación y tristeza. Esperaban que ella terminara de bañarse y se deshiciera de ese penetrante olor a cerveza que se había adherido a su piel. Cuando finalmente salió, lucía una ropa nueva y la que le había prestado Ruby estaba sucia y olorosa, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas.
—Ruby, lo siento. Tu ropa huele mucho a cerveza, prometo lavarla—dijo Yumi, su voz temblando.
—Tranquila— respondió Ruby con su radiante sonrisa, tratando de iluminar la atmósfera. —Puedes quedártela y así la lavas cuando quieras.
Pero Ai, con una preocupación palpable, interrumpió el silencio que se había instalado.
—Yumi, tenemos que ir a denunciar a tu padre. No puedes seguir tratándote así—insistió, su mirada fija en la pequeña.
Yumi bajó la mirada, sus ojos llenos de tristeza y culpabilidad.
—No, Ai, yo te mentí— confesó, su voz quebrada. —Si nunca denunciamos a mi papá es porque él es amigo del jefe de policía. Si lo arrestan, en 30 minutos estará libre y nos irá peor—explicado, la angustia palpable en cada palabra.
—Eso no puede seguir así— murmuró Ai, sumida en pensamientos oscuros mientras la preocupación se apoderaba de ella.
De repente, unos golpes y gritos resonaron desde la sala, haciendo que el corazón de Yumi se acelerara. Se sintió como si el mundo se estuviera desmoronando a su alrededor.
—Están peleando, es mi culpa, todo es mi culpa— murmuró, su voz temblando de terror.
Sin pensarlo, se acercó a Ai y la abrazó con fuerza, buscando consuelo en su cercanía. Aqua, Ruby y Ai rodearon a Yumi, envolviéndola en un abrazo reconfortante, intentando ofrecerle un poco de paz en medio del caos. Las lágrimas de Yumi caían en silenciosas cascadas, mientras la sensación de culpa la abrumaba. A su corta edad, ya había asumido una carga que nadie debería llevar, sintiendo que todo lo que había hecho había llevado a su familia a esta tormenta.
—No estás sola, Yumi— dijo Aqua con suavidad, acariciando su espalda. —Estamos contigo, siempre.
—No es tu culpa— agregó Ruby, su voz llena de determinación. —Nadie debería ser tratado así. Vamos a encontrar una solución.
Pero Yumi solo podía pensar en el ruido del conflicto que resonaba en su hogar, sintiendo que su mundo se desvanecía cada vez más. La lucha de sus padres era una sombra constante, y en ese momento, todo lo que quería era que la tormenta cesara, que la paz regresara a su vida, aunque solo fuera por un instante.
—¡AI, BAJA AHORA MISMO! —El grito desgarrador de su padre resonó desde el fondo de la casa, haciendo vibrar las paredes de aquel hogar cargado de amargura y odio.
